Lo primero: Putin ha vuelto a provocar a Europa y cada vez está más convencido de que Europa occidental, creadora de la civilización cristiana y la gran potencia del planeta desde el imperio romano hasta el siglo XX, está degenerada, aturdida y blandengue. Se confirma que su reacción -piensan en el Kremlin- siempre será la misma: ninguna.
El hecho: la OTAN ha enviado cazas españoles a interceptar a los aviones soviéticos que, el jueves 23, entraron en el espacio aéreo de Lituania. Eso está bien y Pedro Sánchez lo vende como una prueba del compromiso de España con la OTAN pero, como diría Donald Trump, no a España sino al conjunto de la Alianza: si aviones rusos violan tu espacio aéreo no tienes que interceptarlos, tienes que derribarlos.
Sánchez señala que España “está comprometida con la seguridad del flanco oriental europeo y de la OTAN, somos un país confiable”
— Wall Street Wolverine (@wallstwolverine) October 23, 2025
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Es el mismo hombre que trata de hacer la paz con Putin pero que, para desgracia de todos, no consigue atraerse a Putin hacia Occidente. El ruso prefiere al lado oscuro, China. Entre cristianismo y comunismo, Putin se está volviendo hacia el viejo comunismo, sí, el heredero de los soviets, que se caracterizaba por su cristofobia y, por tanto, por su salvajismo.
Sánchez: ¿por qué no inviertes el 5% en PIB, al tiempo que exiges a Trump que abandone su alianza con Marruecos? ¿O es que eres tú quien está más cerca de Mohamed VI?
En todo el mundo se están haciendo realidad las palabras de Churchill cuando lo de Hitler: "Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra: tendréis la guerra". En efecto, el mundo está al borde de la guerra. La causa próxima de esa posible guerra global, que empezaría por la invasión con guerra nuclear controlada, de Europa Occidental por Rusia, es el del agresor que, hasta el momento es, en efecto, Vladmir Putin, el primer culpable.
Ahora bien, la causa primera y la causa eficiente del problema es la crisis de la civilización cristiana en Europa.
Ejemplo: el nuevo embajador norteamericano llega a Madrid. Benjamín León viene para obligar al presidente de España a invertir lo comprometido, el 5% de PIB en Defensa. Mal hecho: ¿Quién te has creido que eres embajadorzuelo? Compórtate de manera más diplómatica y elegante o lárgate de España.
Ahora bien, ¿tienen razón Benjamín León y Donald Trump? Sí, la tienen. En otro de sus sofismas retorcidos, el de lo que importa en la OTAN son las capacidades y no los compromisos, Sánchez ha vuelto a mentri: ha firmado una cosa que inmediatamente se niega a cumplir, porque no se lo permiten sus socios comunistas. Por eso, se ha inventado el rollo de las capacidades. Y, por eso, tiene toda la razón Donald Trump cuando exige a Sánchez que cumpla lo que firmó, lo que acordaron la treintena de países que forman la OTAN. Y ninguno, salvo España, se ha negado a cumplirlo.
El problema de fondo ya no es que España haya dejado de ser católica, sino que Europa ha dejado de ser cristiana
A ver, señor Sánchez: ¿por qué no inviertes el 5% en PIB, al tiempo que exiges a Trump que abandone su alianza con Marruecos? ¿O es que eres tú quien está más cerca de Mohamed VI?". Porque el presupuesto militar del miserable tirano de Rabat ya supera al de presupuesto del ejército español. Ahora nos invade pacíficamente, pero, a lo mejor, acelera cuando se sienta en disposición de hacerlo.
Trump es, en contra de lo que aseguran la mayoría de medios españoles, un hombre de principios y extraordinariamente inteligente. Sí, ya sé que también es un bocazas insufrible, pero la forma sigue siendo menos importante que el fondo. El problema no está en Trump, que ahora mismo es el político mundial que intenta la paz: el problema es la degenerada Europa y la degenerada España, bajo el Sanchismo.
El problema ya no es que España haya dejado de ser católica, sino que Europa ha dejado de ser cristiana.