En México, como ha venido contando Hispanidad, tanto el anterior presidente Andrés Manuel López Obrador como su sucesora y actual presidenta, Claudia Sheinbaum, han fracasado en sus políticas para combatir el crimen organizado, muchas veces vinculado a las narcobandas.

López Obrador y Sheinbaum -ambos pertenecientes al izquierdista partido Morena (Movimiento de Regeneración Naciona)- son partidarios de aplicar la política de “abrazos, no balazos” contra los delincuentes, un buenismo que aprovechan estos para campar a sus anchas y cometer todo tipo de delitos.

En ese contexto de impunidad de la violencia y de vacío moral, se producen asesinatos y acciones violentas cada día.

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Esta semana les tocó a dos curas mexicanos, cuyo coche en el que viajaban recibió disparos, tras ser "interceptado por varios sujetos de procedencia e identidad desconocida, que abrieron fuego contra el automóvil, resultando herido el copiloto en ambas piernas”, explicó la Arquidiócesis de Morelia. 

Uno de los sacerdote resultó herido, aunque no de gravedad, y el otro salió ileso. 

La Fiscalía General del Estado de Michoacán (FGE) informó en un comunicado que abrió una investigación. Pero hasta el momento no se sabe la causa de esta acción violenta. 

La Arquidiócesis de Morelia denunció la “ola de violencia que vivimos en nuestra sociedad”. “Desaprobamos y condenamos este tipo de hechos que atentan contra la vida de cualquier persona”. E hizo un llamamiento a las autoridades para crear “una sociedad segura donde reine la paz a la que estamos llamados por el mismo Dios, Nuestro Señor”. 

Lo cierto es que  a medida que crece el indigenismo, aumenta la cristianofobia.

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