Como siempre, los relatos periodísticos cristianos con más sentido común se encuentran en Religión en Libertad. Un año más llegamos a la Fiesta de Halloween, esa peligrosa horterada pagana y satanista en la que los católicos hemos caído como imbéciles. 

El asunto es necesario: si celebras, o permites que se celebre, luego no te quejes, no te preguntes por qué te pasa lo que te pasa.

Porque claro, un mundo que vive entre demonios no debería jugar con ellos. Porque Satán no desaprovecha ninguna oportunidad y su color de identidad es aniquilar la inocencia, que es lo que menos soporta en cuanto imagen de Dios.

Y Halloween, no lo olvidemos se presenta como un juego infantil y los niños, cuanto más pequeños mejor, son la presa más codiciada por el Príncipe de este mundo.

La solución es sencilla: ni la menor colaboración con Halloween. Además, la fiestecita del 31 de octubre resulta tan hortera...