Dos vídeos cortos para recordar. En el primero se ve a una periodista de La Sexta imponiéndose por las bravas -aunque ella lo justifica por tratarse de un "malentendido"- a un redactor de EDATv (Vito Quiles), que tenía la palabra durante una rueda de prensa del portavoz socialista, Patxi López. Y en otra rueda de prensa, cuando, por fin, el periodista rebelde -¿no deberíamos serlo todos?- consigue tomar la palabra, sus solidarios compañeros abandonan la sala de prensa para dejarle solo.
¿PERO QUÉ HACE? Una periodista de La Sexta me interrumpe cuando le pregunto al PSOE sobre el varapalo del Supremo por la amnistía ilegal. pic.twitter.com/J54iYJMRF0
— Vito Quiles (@vitoquiles) November 14, 2023
Cuando el periodista Vito Quiles va a formular la pregunta, gran parte de los periodistas se levantan y se van de la sala de prensa del Congreso.
— Edgar ✟🇪🇦 (@Edgar___es) November 14, 2023
Vendidos.
Prensa lamebotas del régimen sanchista.pic.twitter.com/QHfLB151AA
El segundo, con el mismo protagonista, es mucho peor: se encarga de contarlo en RTVE Xavier Fortes, uno de las estrellas de la casa desde la llegada de los socialistas al poder, que califica a su colega Vito Quiles de pseudo-periodista, y a la TV independiente de pseudo-medio. Para entendernos que es el socialista Xavier Fortes quien decide quién puede ser periodista y quién no.
Puedes opinar lo que quieras de EDATV y de Vito Quiles, pero debes defender su derecho a ser tratados como cualquier otro medio que esté acreditado en el Congreso.
— Pedro Otamendi (@PedroOtamendi) November 15, 2023
Lo de ayer de Xabier Fortes en TVE fue una cacería mediática.
pic.twitter.com/FwI4Yb702B
Que un político decida a qué plumífero responde y a cuál no ya es grave, pero que un periodista de un medio público denigre a sus compañeros porque no piensan como él, mientras los pelotas que le acompañaban, tertulianos de cámara, exigen que se le retire la acreditación para trabajar en el Parlamento... eso significa que los editores y periodistas españoles tienen un papel urgente: rebelarse contra el poder político, el económico y, sobre todo, el cultural, es decir, lo políticamente correcto. Ya no es necesario que el presidente del Gobierno imponga la censura previa: ya lo hacen los propios periodistas.
Por cierto, observen el buen ambiente que reinaba en el Congreso entre periodistas y el reelegido presidente Pedro Sánchez.