Mente despierta, al Amor unida,
correspondiéndole con fidelidad
en tu fructífera y larga vida.
De terrenos amores apretada,
que te acompañaron día tras día,
del Amor de tus amores moradas,
en las penas y muchas alegrías.
 
El juzgar fue tu determinación,
teniendo siempre el norte,
de la imperfecta humana justicia;
y el corazón, en el horizonte
de la misericordia divina.
Pues tu nombre no en vano,
lleva unidos los de José y María.
 
Y el vuelo centenario de tu aliento
y de tu cuerpo en esta vida,
de esos amores sigue pleno,
los que continúan en esta tierra,
y los que con el Amor se fueron.
Largo vuelo, saciado de justicia
y de misericordia, hacia la Vida.