Fundación Madrina expone cómo las mujeres con discapacidad son cuestionadas sobre su capacidad para criar, y muchas desconocen su derecho a ser madres y los recursos.
En España viven alrededor de 4,38 millones de personas con discapacidad, de las cuales aproximadamente 2,57 millones son mujeres. Los datos más recientes muestran que el 44 % de las personas con discapacidad en edad laboral son mujeres, aunque solo una parte muy reducida accede a empleo o ingresos estables, con una tasa de ocupación que apenas alcanza el 28–30 %, muy inferior a la media general.
Muchos informes actuales sobre maternidad y discapacidad intelectual, revelan además que casi la mitad de las mujeres encuestadas desconocía que tenía derecho a ser madre, y que muchas, especialmente aquellas con discapacidad intelectual o del desarrollo, sufren presiones sociales que cuestionan su capacidad para criar y carecen de información accesible sobre salud sexual, reproductiva y recursos de apoyo.
Estos datos permiten dimensionar la magnitud del colectivo: decenas o incluso cientos de miles de mujeres con discapacidad en edad fértil, muchas de ellas madres o con deseo de serlo. Sin embargo, las estadísticas oficiales apenas reflejan cuántas tienen hijos a cargo o requieren apoyos específicos para ejercer su maternidad en condiciones dignas, lo que evidencia una brecha de información que dificulta la creación de políticas públicas adecuadas.
Siguen las barreras estructurales — “¿quitarme a los hijos, porque no se criarlos?
Como señala una madre con discapacidad: “La gente dice que deberían quitarme a mis hijos, que no sé criarlos”, reflejando así el profundo estigma que pesa sobre estas mujeres.
Entre las barreras más graves se encuentran los estigmas y prejuicios sociales, que continúan cuestionando su derecho a la maternidad, así como la falta de vivienda accesible, lo que hace casi imposible una convivencia digna y autónoma con sus hijos cuando existen dificultades de movilidad. A ello se suma la escasez de recursos de acogida que permitan la pernocta conjunta de madres e hijos, obligando en ocasiones a separaciones dolorosas por la ausencia de espacios adaptados.
Muchas mujeres, especialmente aquellas con discapacidad intelectual o del desarrollo, carecen de acceso adecuado a información y servicios de salud sexual, reproductiva y apoyo psicosocial, desconociendo incluso sus derechos a la maternidad o a la convivencia con sus hijos. También existe una insuficiencia de apoyos técnicos y personales continuados, imprescindibles para tareas de cuidado, higiene o movilidad, y una desigualdad laboral y económica estructural que limita seriamente su acceso a vivienda, recursos y autonomía personal. En palabras del presidente de la Fundación Madrina “sigue siendo un desafío inmenso para muchas madres con discapacidad ejercer la maternidad de manera digna, estable y sostenible, con todas estas barreras”.
Qué estamos haciendo desde Fundación Madrina — y nuestra apuesta por “pueblos-Madrina”
Según el director de la Fundación Madrina: “hemos dado un paso adelante, creando un recurso propio donde madres con discapacidad y sus hijos pueden convivir con apoyos adaptados, en un entorno accesible, digno y humano. Este proyecto pretende romper el paradigma de separación madre–hijo cuando existe discapacidad, demostrando que con recursos adecuados la convivencia es viable”.
Además, presentamos un proyecto de realojamiento sostenible llamado “Pueblos Madrina”, orientado a familias en situación de alta vulnerabilidad – especialmente aquellas con discapacidad severa – proponiendo su asentamiento en entornos rurales, muchas veces “la España vaciada”. Esta opción permite combinar vivienda accesible, comunidad de apoyo, entornos tranquilos y dignidad para madres e hijos.
El presidente de la entidad indica que “”Pueblos Madrina” es la fórmula más viable y transformadora para muchas familias que hoy no tienen ninguna alternativa.