• Y, sobre todo, porque lo que creíamos fijo ha dejado de serlo.
  • Cardenales, curiales y obispos considerados solventes prorrumpen en chorradas, mientras otros medio-malos recapacitan.
  • ¿Y qué es lo más grave que no entendemos de Francisco? Que el Papa sí es consciente de lo que vivimos y lo que viene. 
Empieza a resultar divertida la confusión reinante. No me refiero a la que reina en la Iglesia, que esa no tiene nada de divertido, sino a la confusión del personal respeto al Papa Francisco. La primera razón por la que no se entiende a Bergoglio es porque a Francisco le queda poco de Bergoglio. ¿Se han fijado que de Buenos Aires a Roma Francisco sonríe más, mucho más? Sus allegados argentinos no entienden nada, aunque critican mucho. Este segundo punto es extraño, si consideramos el hecho de que cada argentino posee una sola lengua, no tres, como podría parecerle al desinformado. Y es que no es lo mismo ser papa en Roma que cardenal en Buenos Aires. Lo cierto es que Francisco ha mejorado, y mucho, desde que llegó a Roma. En segundo lugar, si no entendemos este Papado es porque lo que creíamos fijo ha dejado de serlo. Los buenos se convierten en malísimos, hay casos de medio malos resucita a la virtud. Figuras inconmovibles de la Iglesia durante lustros están diciendo verdaderas chorradas mientras antiguos progres tontolapera (de éstos menos, lo reconozco). No, no conozco sus almas, pero sí sus declaraciones doctrinales. Con eso basta. ¿Y qué es lo más grave que no entendemos de Francisco? Que el Papa sí es consciente de lo que se nos viene encima. Lo que viene es la gran tribulación, que de alguna manera ya ha empezado. Viene el gran ataque contra la Eucaristía, hasta llegar al punto álgido: la abolición de la misma. Y el Papa Francisco, a tenor de lo que comenta -no a sus próximos, pues cada vez se encuentra más solo en el Vaticano- a las visitas que pueden entenderlo, lo sabe. El Papa se dedica ahora a salvar lo salvable, convencido de que poco más puede hacer. Por todo ello, no entendemos a Francisco. Pero Francisco sí sabe lo que está pasando. Eulogio López eulogio@hispanidad.com