• El Papa habla en la isla de "la tercera guerra mundial que estamos viviendo por etapas".
  • Pero lo que realmente debe hacer es fusionar a la Iglesia con la santería cubana.
  • Entonces recibiría las bendiciones de los hermanos Castro y la Iglesia resucitaría en Cuba.
  • Porque en Cuba, según El País, los católicos eran esclavistas y los santeros, con su tufillo a azufre, sus víctimas.
  • Resumiendo: El País aconseja a Francisco, sincretismo: es decir, mezclar el estalinismo de los Castro con la magia negra de la vecina Haití.
  • No es Cuba el mejor sitio para analizar la pobreza, porque los Castro han llevado a la miseria a los cubanos.
  • En Cuba lo mejor sería que un Papa hablara de la familia, masacrada por una tiranía donde, para sobrevivir, hay que pecar y delinquir.
  • Con el pecado se destruye a la persona, al delinquir se destruye la libertad: te tienen cogido.
Francisco (en la imagen) no debería perder el tiempo hablando con los hermanos Castro y debería leer en El País al ilustre Juan José Aznárez. Sí, ya sé que el Pontífice ha soltado perlas formidables como esta: "El mundo necesita reconciliación en esta atmósfera de tercera guerra mundial por etapas que estamos viviendo". Ahora bien, ¿qué es esto? ¿Un pontífice jugando a analista de la actualidad? No es ese su papel. Su función es obedecer a El País, siempre celoso del porvenir de la Iglesia, y al precitado Aznárez cuyo titular ya promete: "Música celestial entre los santeros cubanos". Para entendernos, la santería cubana viene a ser algo parecido a un catolicismo de todo a cien donde se mezclan dioses y demonios, idolatrías y filosofías, hasta concluir en las más curiosas chorradas o en las más horribles blasfemias. La santería le encanta a los Castro: constituye una prueba de que toda religión es una estupidez. Pues bien, Aznárez ordena a Francisco que si quiere evangelizar la isla, lo que debe hacer es "adentrarse en el sincretismo dominante", es decir, en una macedonia de credos y farsas. El sincretismo fue lo que llevó a la decadencia al Imperio Romano y significa que debe ser usted tolerante con todas las creencias porque todas valen lo mismo y ninguna vale nada. En el caso cubano, ese eclecticismo sería como echar gasolina al fuego de la tiranía comunista cubana. Mezclar el estalinismo de los Castro con la magia negra de la vecina Haití. Bueno, todo da lo mismo pero lo que es importante es anular a la Iglesia de Roma. En cualquier caso, resultan sorprendentes los discursos de Francisco hasta el momento: ¿de verdad Cuba es el mejor sitio para hablar contra los ricos? Porque el sistema comunista cubano ha hundido a los cubanos en la miseria. ¿No sería más lógico hablar en Cuba, por ejemplo, de la familia, destrozada de forma aviesa por los hermanos Castro, que han creado un infierno de delación donde para sobrevivir hay que pecar y delinquir? Con el pecado se destruye a la persona, al delinquir se destruye la libertad: te tienen cogido. Eulogio López eulogio@hispanidad.com