Sr. Director:

Y no me refiero a la Emperatriz de las Américas y patrona del continente latinoamericano, cuya fiesta se celebra el 12 de diciembre.

Me refiero a la Reina de la Hispanidad o de las Españas, cuya fiesta se celebra en la villa de Guadalupe, provincia de Cáceres, Extremadura, España, el 6 de septiembre.

Esta advocación mariana tiene sus orígenes en el siglo XIII y su santuario se encuentra, como decimos, en la villa de Guadalupe, en España. Es la patrona de dicha villa y de toda Extremadura desde el 20 de marzo de 1907, aunque en algunos lugares se celebra el 8 de septiembre, fiesta litúrgica de la Natividad de la Virgen María.

Su imagen fue coronada canónicamente como Hispaniarum Regina por el cardenal primado de España, legado a tal efecto del Papa Pío XI, en presencia del rey Alfonso XIII, cuya inscripción latina con el título está grabada en la lustrina de la imperial corona, siendo la única portadora de dicha distinción oficial.

En España es la única imagen de la Virgen con corona imperial. Este hecho se debe a que Colón bautizó una isla con este nombre -Guadalupe- en 1493 y a que, desde el siglo XVI se extendió por Hispanoamérica la devoción a la Virgen de Guadalupe aparecida en México a San Juan Diego en 1531. En México y en Filipinas su fiesta se celebra cada 12 de diciembre con gran solemnidad.

Hay que decir que existen varias advocaciones marianas con el título de Virgen de Guadalupe, pero la primera de ellas, cronológicamente hablando, es la Guadalupe extremeña (1326), donde se encuentran las raíces devocionales primigenias.

En el año 1993 la Unesco declaró todo el conjunto del monasterio y basílica de Guadalupe en Extremadura como Patrimonio de la Humanidad, mencionando la célebre imagen de la Virgen de Guadalupe, que se convirtió en símbolo de la cristianización de gran parte del Nuevo Mundo.

La imagen de la Guadalupe extremeña es de finales del siglo XII. Se trata de una Virgen sedente hecha con madera de cedro. Es de estilo románico o protogótico. La talla mide 59 centímetros y pesa 3.975 gramos.

Para vestirla como una imagen del siglo XIV se reformaron varias partes, destacando su cabeza y su mano derecha. Originalmente tenía incorporada una corona almenada realizada con trozos de madera y un relleno de yeso, aunque le fue retirada y se le colocó una sobrepuesta. También se cambió el brazo derecho del Niño Jesús por uno de plata.

Los estudiosos afirman que el nombre de Guadalupe proviene de guad-al-lupe, que significa corriente encajonada o río oculto.

Cuenta la leyenda que la imagen fue realizada en un taller de escultura fundado en Palestina en el siglo I por el evangelista San Juan.

Siglos después fue venerada en templos de Acaya y Bizancio.

Posteriormente el Papa San Gregorio Magno le regaló la escultura a San Leandro, arzobispo de la Sevilla visigoda. El arzobispo colocó la imagen en una ermita a las afueras de Sevilla.

Durante la invasión musulmana del 711, los cristianos de esa ciudad la depositaron en una caja y la escondieron junto al río Guadalupe en la zona de la Serranía de las Villuercas, al pie de la Sierra de Altamira.

En el siglo XIII se le apareció la Virgen a un vaquero de la provincia de Cáceres llamado Gil Cordero, junto al castillo de Alía y le dijo que existía una imagen de Ella junto al río Guadalupejo. Providencialmente allí mismo excavó y a un metro de profundidad encontró la caja con la imagen de la Virgen en su interior. El vaquero agolpó piedras e hizo una cabaña donde colocó la imagen de María.

Posteriormente fue a la iglesia de Cáceres e informó al clérigo de mayor responsabilidad del hallazgo y del deseo de la Virgen de recibir culto en ese lugar. Pero el clérigo no se lo creyó.

Cuando Gil Cordero regresó a su casa encontró a su hijo muerto y entonces rezó para que la Virgen le devolviese la vida y de esta forma todos pudieran creer en su milagrosa historia. Cuando se disponían a celebrar los funerales por el difunto, éste volvió a la vida, se levantó y afirmó que una mujer le ayudó a levantarse. Entonces los clérigos y todos los que presenciaron este prodigio marcharon procesionalmente hacia aquel lugar que Gil Cordero les había indicado. Al ver la cabaña donde se encontraba la imagen de la Virgen acordaron construir una ermita para Ella, pues gracias a Ella se había producido el milagro de la vuelta a la vida del muerto.

El rey Alfonso XI (+1350) se encontró por primera vez con esta ermita en 1330 y se encomendó a la Virgen de Guadalupe en la batalla del Salado de 1340, resultando victorioso. Por ello decidió reformar la iglesia, añadirle edificios adyacentes y hacer un albergue para peregrinos.

La primera referencia a esta imagen de la Virgen es de 1326. Se trata de un documento episcopal firmado por dos patriarcas, dos arzobispos y quince obispos, en el que se concede indulgencia plenaria a los que visiten la iglesia de Santa María de Guadalupe.

Entre 1335 y 1338 se construyó una nueva iglesia de mayor tamaño. El 2 de junio de 1335 el Papa Benedicto XII, mediante la bula Dum ad personam, nombró rector de la iglesia de Santa María de Guadalupe al cardenal Pedro Gómez Barroso (+ 1345). 

Y en 1340 Alfonso XI reformó la iglesia y construyó otras dependencias adyacentes. 

Hasta 1389 el monasterio del lugar estaba regido por un priorato de clérigos seculares. Entre 1389 y 1441 este priorato fue de monjes jerónimos, los cuales permanecieron en el monasterio hasta la desamortización de 1835.

Más tarde todo el santuario pasó a ser una parroquia secular de la archidiócesis de Toledo. Y en 1908 el monasterio pasó a ser regentado por los franciscanos, transformándose en una parroquia regular. Nuestra reina Isabel la Católica visitó el monasterio unas veinte veces. Era “su paraíso”, pues la reina tenía una gran devoción por la Virgen de Guadalupe.

El monasterio ayudó a la reconquista de Granada con la donación de 300 marcos de plata, 160.000 maravedises, 40 ducados, 1.000 castellanos, ornamentos y vinajeras de oro para el culto católico.

Tras la reconquista de Granada en enero de 1492, el monasterio fue el lugar de encuentro entre Cristóbal Colón y los Reyes Católicos.

El almirante Juan Andrea Doria llevaba en su barco un estandarte con la Virgen de Guadalupe durante la batalla de Lepanto de 1571. 

El 12 de octubre de 1906 se celebró una extraordinaria peregrinación de Extremadura a Guadalupe, hecho que llevó al Papa San Pío X en marzo de 1907 a proclamarla Patrona de Extremadura.

Como decimos, su fiesta se celebra o bien el 6 de septiembre de cada año, o bien el 8 del mismo mes. 

En 1978 el rey Juan Carlos I y toda la familia real acudieron a Guadalupe para celebrar el acto conmemorativo de los 50 años de la coronación canónica de la imagen de la Virgen.

El Papa Pío XII otorgó al templo la categoría de basílica en 1955. Todo el conjunto tiene la calificación estatal de Monumento Histórico-Artístico.

El Papa San Juan Pablo II visitó el santuario y rezó ante la imagen de la Virgen el 4 de noviembre de 1982, además de presidir una celebración de la Palabra allí mismo en Guadalupe (Cáceres). 

En noviembre del año 2003, al cumplirse el 75º aniversario de la coronación canónica de la Virgen de Guadalupe como Reina de la Hispanidad, tuvo lugar allí mismo un Congreso Mariano Guadalupense.

En enero de 2005, bajo el pontificado de San Juan Pablo II, se expidió un Decreto de Concesión por parte de la Penitenciaría Apostólica y así se otorga al Santuario y Monasterio de la Virgen de Guadalupe de Extremadura el poder celebrar un Año Jubilar cada cierto tiempo con las debidas indulgencias.

Existen relatos de los siglos XV y XVI de cristianos españoles y portugueses que se encomendaban a la Virgen de Guadalupe cuando se encontraban en peligro, en los territorios musulmanes del norte de África.

Cuantos recurrían con fe al Señor por intercesión de la Virgen María salían airosos en todas sus necesidades espirituales y corporales.

En la actualidad, una comunidad de franciscanos rige el convento y el santuario y se preocupa de la atención espiritual y pastoral de los fieles que suben a visitar a la Virgen de Guadalupe para encomendarse filialmente a Ella.

Conste, pues, que primero fue la devoción a la Virgen de Guadalupe extremeña en el siglo XIII y luego pasó al Nuevo Mundo en el siglo XVI.

Pidamos al Señor por intercesión de su Madre la Santísima Virgen María que nos conceda la gracia de permanecer siempre fieles a Jesucristo y a su Iglesia, dando frutos de santidad para la vida del mundo. Porque ésto es lo que verdaderamente necesita nuestro mundo y nuestra Iglesia: que tendamos a la santidad. “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios y Madre de la Iglesia. Ruega al Señor por nosotros y por el mundo entero, tú que eres nuestra Madre en el orden espiritual”.