Dado que el 1 de septiembre se celebrará en la diócesis de Valencia la fiesta litúrgica de Nuestra Señora de los Ángeles del Puig, quizá sea conveniente recordar que el rey conquistador, Jaume I, pidió al Papa Gregorio IX y obtuvo de él una bula de cruzada en 1237, lo cual suponía que colaborarían en la reconquista de Valencia fuerzas militares de diversos lugares de Europa.
En el año 1232, encontrándose el rey en Alcañiz con Blasco de Alagón y el Maestre del Hospital, éstos le animaron a llevar a cabo la reconquista de Valencia, "la terra més bella del món"
Cinco años más tarde, Jaume I desarrolló una acción propagandística por tierras catalanas y aragonesas, decidiendo trasladarse a finales de 1237 al lugar conocido como El Puig de Cebolla, más tarde El Puig de Santa María, un pueblecito fundado probablemente por el Cid junto a un antiguo castillo musulmán, en un pequeño montículo desde el que se controlaba perfectamente el entorno de Valencia.
El rey Jaime I convocó a los caballeros para que en la Pascua del año 1238 estuviesen en El Puig.
Desde Teruel, el rey se dirigió hasta El Puig pasando por Sagunto y permaneció unos tres meses regresando a sus dominios para conseguir más fuerzas: Burriana, Tortosa, Tarragona, Lérida y Huesca, regresando desde allí pasando por Daroca, Teruel y Sarrión.
Así, tras su última llegada al Puig antes de iniciar el sitio, encontró espíritu de abandono y decaimiento entre los aragoneses y los catalanes.
Estando en éstas, Jaime I hizo promesa de no alejarse de las tierras de Valencia hasta haber conquistado la ciudad del Turia.
Al llegar la Pascua del 1238 terminaba el plazo otorgado por el rey para que sus nobles acudieran al Puig e iniciar el asedio de Valencia, pero parece que tenía poca gente a su favor.
Sí contaba con unos 120 caballeros de linaje, unos 150 almogávares y unos mil hombres de a pié.
El cerco de Valencia comenzó el día 5 del Ramadán de la Hégira 635, jueves que corresponde al 22 de abril de 1238.
Poco a poco fueron llegando el comendador de Aliaga (Teruel), el aragonés Lope Jiménez de Luesia, el arzobispo de Narbona y algunos otros caballeros de Aragón y Cataluña.
Tras arduas negociaciones con los musulmanes, el 28 de septiembre de 1238, en Ruzafa, se firmó la capitulación.
Jaime I entró triunfalmente en Valencia el 9 de octubre de 1238.
Valencia volvía a ser cristiana, aunque a decir verdad, hubo cristianos en Valencia durante el período de dominación musulmana.
Hay que decir que las tropas de Jaime I se incrementaban día tras día gracias a que la reconquista de Valencia se trataba de una cruzada, y gentes de toda Europa acudían a Valencia: aragoneses, catalanes, navarros, occitanos, italianos, ingleses, alemanes y hasta húngaros, atraídos por el privilegio de cruzada, y las expectativas de botín incrementaban las fuerzas cristianas.
Los sarracenos al mando del moro Zayyán no pudieron recibir la ayuda que venía del sultán de Túnez.
Jaime I siempre vió que el hecho de recuperar Valencia para la cristiandad era una tarea que Dios le había encomendado.
El encontrar en El Puig un icono de la Virgen María con el Niño antes de ser tomada Valencia, dió mucha fuerza moral y espiritual al rey y a los suyos.
Como hemos dicho, el 9 de octubre de 1238, Jaime I y sus tropas cristianas entraron solemnemente en la ciudad de Valencia y ese mismo día se celebró la primera Misa en la Valencia reconquistada, en el lugar donde hoy existe una pequeña capilla, cerca de la actual Catedral Valentina.
El primer obispo de Valencia tras la reconquista fue Ferrer de Pallarés o de San Martín, que falleció en 1243.
Le siguió Arnaldo de Peralta hasta 1248.
El tercero fue el dominico Fray Andrés de Albalat hasta 1276.
El 9 de julio de 1492 tomó posesión de la diócesis de Valencia quien sería a partir de entonces su arzobispo Rodrigo de Borja (como administrador apostólico)
Y el 11 de agosto de ese mismo 1492, Rodrigo fue elegido Papa y tomó el nombre de Alejandro VI.
Verdaderamente, no se puede entender la historia del Reino de Valencia sin tener en cuenta el factor sobrenatural