Sr. Director:

Leía en Agroinformación el titular: “La Ley de la Cadena rompe el campo más que unirlo: Cada vez se acentúa las tensiones entre productores, cooperativas y comerciantes”.

Recuerdo que la Ley de la Cadena Agroalimentaria se hizo y se ha reformado para equilibrar los intereses de todos en el campo con el respaldo de todos. Un respaldo que se escenificó perfectamente en las movilizaciones del sector para reclamar unos precios justos que la pandemia acabó frustrando. Pero lo que unió la necesidad, lo ha acabado dividiendo la realidad. A raíz de la pandemia, la COVID-19, que ha acentuado seriamente no solo la situación de la mayoría de las producciones agrícolas y ganaderas por el efecto del cierre del canal Horeca, los precios en origen han ido viviendo una situación de crisis aún mayor. Y esto está provocando, de forma soterrada, que aquella unidad de la que se hacía gala a primeros de año, con los tractores tomando las carreteras, se haya pasado a un enfrentamiento de casi de todos contra todos. Y lo que es más preocupante, sin que de momento se vislumbre una posibilidad de acuerdo a corto plazo para solventar estas tensiones.

Y es que las tensiones por los bajos precios han ido incrementado el enfado de los productores que poco a poco han ido evolucionando sus críticas, apuntando primero a la distribución y la industria, luego a los comerciantes y almacenistas y, finalmente, a las propias cooperativas. Unas situación que ha provocado que, en una coincidencia pero también un reflejo de lo que se está viviendo en el campo, el presidente de Cooperativas Agroalimentarias de España, Ángel Villafranca, por un lado, y el Secretario General de ACCOE, José Manuel Álvarez, y Jesús María Fernández, de Cereales SERABUR de forma conjunta, salieran a la palestra para defender sus organizaciones y mandar un recadito a quienes les critican, especialmente a muchos agricultores.

Y aunque todos los implicados asumen que la opinión de Villafranca tenía un destinatario concreto, y se podría decir que personal, no obvia que el mensaje era para todo los sectores, con esa frase final de “amigos de las OPAs, un poco de altura de miras y de objetividad con las cooperativas”, que posteriormente ratificó en su asamblea general al señalar que “no somos el problema del sector, somos la mejor solución para la defensa de la renta de los agricultores y ganaderos”, para posteriormente poner el dedo en la llaga de lo que está pasando, al señalar sobre la cada vez más problemática Ley de la Cadena Alimentaria que “hay que mejorar los precios que perciben agricultores y ganaderos pero también hay que tener en cuenta las circunstancias de los mercados”.

Y es precisamente esta cuestión la clave de toda esta controversia, hasta qué punto las propias cooperativas deben ser empresas o deben ser más representantes o portavoces de sus socios, que es decir lo mismo que del sector. Y no es un debate fácil. Y la Ley de la Cadena no ha venido principalmente a clarificarlo, sino más bien a confundirlo más y a dividir al campo.