Les presentamos la 'nueva normalidad' de Cercanías Madrid. El tren "vive el mejor momento de la historia" -no olvidemos las palabras de Óscar Puente- y los pasajeros, también.

 

¿A quién no le apetece ir a su trabajo, como cada día, utilizando el transporte público, sobre todo ahora que los trenes funcionan de maravilla? ¿Acaso más de 700.000 madrileños pueden tener otros planes que acercarse a diario a los andenes para coger un tren que les lleve a su trabajo... y que el tren no llegue, o que se retrase más de 30 minutos? A nadie se le ocurriría pensar en una opción mejor. Esto es una maravilla, que mejora por momentos: ahora resulta que a la "acumulación de trenes" -¿pero qué trenes si no hay frecuencia de paso?- se une, atención, el posible "desvío en el recorrido". Es decir, que usted se puede montar, pongamos en Parla, y terminar en Guadalajara, que está muy bonito por estas fechas. 

Y mientras tanto, el ministro de Transportes, a lo suyo, insultando y atacando vía redes sociales: por ejemplo, aludiendo al mal funcionamiento de metro de Madrid. Y encima, tal como señala Ayuso en sus redes sociales, utilizando una foto del metro de Paris ¡Hay que tener caradura!

 

El ministro Puente es un caos, pero encima presume de momento histórico del Ferrocarril: sin despeinarse.

Se habrá quedado satisfecho con anunciar que invertirá en mantenimiento, tras gastarse dinero en un podcast, un gimnasio… y nombramientos. 

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Y, ojo, porque mañana los sindicatos UGT y CC.OO. han convocado una huelga política... por Palestina (¡Menudos jetas!). Como saben que no se van a jalar un rosco, recurrirán a lo de siempre: si logramos paralizar el transporte, lo cual se hace con cuatro gatos -más la inestimable colaboración de Óscar Puente-, conseguiremos presentar la huelga en solidaridad con Palestina como un éxito, aunque saben que esta huelga es política y la solidaridad con la causa palestina no da para tanto.