Hay demasiados listillos que miran la pela (en los fondos, claro) y algún tontaina que les hacen la ola.Las subvenciones que recibían las energías renovables eran tan desproporcionadas como injustas. Por eso, no por capricho, hubo que recortar las primas, que llegaron a la locura del 22%, lo que atrajo a fondos de inversión de toda calaña. ¡A ver!: son tan especulativos como un poco tontos. Pero sin esa corrección, era el propio sistema eléctrico el que estaba en riesgo (por abultado el déficit de tarifa). Nadie niega las bondades de las energías renovables, pero eso no entra en contraposición con ese "al precio que sea" que tiene que pagar el usuario. Con todo, la reforma de 2013 estableció, tras los recortes de Miguel Sebastián, artífice de la primera frenada a la generosidad de Zapatero, una "rentabilidad razonable" del 7,36%, que no está mal, ¿no? ¿A qué negocio se le promete esa rentabilidad? A las plantas renovables, oiga. Pero también "razonable", de acuerdo con la inversión y que no se cubra con la venta de energía a precios de mercado. Con todo, sigue habiendo tontos del bote que siguen sin darse cuenta. Y medios de comunicación que les hacen la ola como si ese sector fuera inviable sin más ayudas, olvidando al contribuyente. A los fondos le importa un bledo dónde corre el viento; le importa mucho más dónde corren las subvenciones públicas. Hispanidad redaccion@hispanidad.com