A Javier Maroto (en la imagen), el de la moto, vicesecretario general del PP, le dan "asco" todos los corruptos, "sean del partido que sean". Por eso, el presunto corrupto Luis Bárcenas le ha metido una querella. Ya hemos hablado en Hispanidad de este puritanismo anticorrupción, que resulta bastante hipócrita. Primero, porque, como siempre hace el puritanismo, iguala lo desigual. No, no es lo mismo robar un euro que robar 1.000, como no lo es mismo matar a uno que matar a mil. Segundo, porque a la inmensa mayoría de los políticos denunciantes de corrupción les importa un pimiento la regeneración de la vida pública. Lo que les importa es utilizar la corrupción para arrojarla a la cara del adversario. Tercero, porque se está vulnerando la presunción de inocencia. ¿Qué es eso de que alguien dimite en cuanto es investigado? ¿Pero es que no saben que los jueces españoles aceptan cualquier querella, por disparada que sea, con tal de ir ganando tiempo hasta estudiarla? Ojo con los limpísimos, son los nuevos fariseos que se creen más. Pero, en cualquier caso, señor Maroto, las personas no le deben dar asco. Ninguna persona. Más bien parece que al verter el insulto sobre Bárcenas, pretende usted brillar como el más honrado al sur del Ebro. Y ya sabe que la honradez no se presume, se demuestra. Hispanidad redaccion@hispanidad.com