En el Estatut catalán no figurará el término nación. Lo ha dicho en la mañana del viernes el presidente socialista extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Días antes de la declaraciones de Ibarra, el propio Zapatero ya presupuso que con unos leves retoques el Estatut no rompería la constitución. 48 horas antes, la vicepresidenta Teresa Fernández la Vega, ya había advertido que el Gobierno había detectado muy hábil- que había una cierta contestación al Estatuto. 24 horas antes, los sindicatos CCOO y UGT lanzaban el más temible conjur el Estatut rompe la caja única de la Seguridad Social. 12 horas antes, el locutor Jesús Vázquez, abría el informativo de la televisión pública con un no rotundo al Estatuto, cuyo borrador seguramente ha leído varias veces. En definitiva, los iconos progresistas del PSOE, incluido un ídolo gay, daban marcha atrás.

La causa de todo ello es muy clara: cuatro puntos de ventaja perdidos sobre el PP, que casi ha llegado a situarse, gracia la Estatut, en situación de empate.

Así que todo está preparado para que Zapatero rectifique sin que pueda ser acusado de haber metido la pata. Habrá Estatut, probablemente sin reconocimiento del término nación. De esta forma no se dirá no a los socios nacionalistas: sólo a sus pretensiones.

Sólo el ministro de Industria, José Montilla, insiste en mantener el borrador tal y como salió del Parlamento. Pero hasta el mismísimo vicepresidente, Pedro Solbes, ha llegado a contradecirle, cuando defiende al gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, quien atacó, y fuertemente, la norma. Para Montilla, la independencia de Caruana es dudosa. Lo cual es fals está claro que Caruana, ex director general de Política financiera con Rodrigo Rato, es proclive a las tesis del Partido Popular.