Para ser más exactos, se pretende un ex alto cargo de Aznar, con experiencia financiera

Eso sí, Esperanza Aguirre necesita que Rajoy y Gallardón no tuerzan el gesto y que al PSOE no le chirríen los dientes. La tarea se le ha encomendado a Ignacio González, pero que pierda toda esperanza: él no va a sustituir a Blesa. Manuel Pizarro está quemado y El Mundo prepara nuevos reportajes, no muy laudatorios, sobre la gestión del presidente de Caja Madrid.
La tarea le ha sido encargada, una vez más, al vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, pero esta vez con una advertencia muy clara: él no va a ser el próximo presidente de Caja Madrid por mucho que se postule y por mucho que controle el negocio inmobiliario. Lo que tiene que buscar es un sustituto de Miguel Blesa para la próxima primavera, porque Esperanza Aguirre ha hecho causa de honor el echar a un hombre que le ha puenteado reiteradamente.   

Para ser exactos, se busca un técnico, con experiencia financiera, no pasa nada porque haya sido un alto cargo del Aznar, pero debe ser un hombre de consenso ante el que Rajoy y Gallardón no tuerzan el gesto y que no haga chirriar los dientes a los socialistas y a Comisiones Obreras, ambos importantes en el mando de Caja Madrid. De hecho, Manuel Pizarro, la gran apuesta de Aguirre, está bastante quemado porque al PSOE no le aceptaría nunca. Esta también Alberto Recarte, el candidato del dúo Ramírez-Jiménez, es decir, de Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez, los periodistas favoritos de la presidenta. Pero Alberto Recarte, el empresario de Jiménez y actual consejero, tiene el veto del alcalde de Madrid.

En este punto hay que aclarar una cosa. Tiempo atrás, El Mundo publicó que el plazo de Miguel Blesa como presidente había caducado y que debía dimitir de inmediato. La verdad es que Ramírez nunca ha estado contento con la dedicación publicitaria de Caja Madrid en el mundo, pero la mano de Esperanza Aguirre también estaba detrás. Debemos hablar de confluencia de intereses. Aguirre no se entristeció al leer que Blesa tenía que haber dimitido ya, según un informe jurídico identificado del que nadie ha oído hablar.

En cualquier caso, El Mundo tenía previsto seguir lanzando dardos, con una batería de reportajes preparados, que aún tiene en carretera. Lo de su apartamento en Estados Unidos es otra historia. Menor, pero quedan más. Además, justo ahora, la Reserva Federal como si se tratara de una burla, admite que Caja Madrid compre el banco norteamericano City National Bank, una verdadera castaña de la que Blesa prescindiría ahora con mucho gusto, sólo que ya está demasiado implicado.  

¡Ah! y Manuel Pizarro no es admitido por el PSOE. Si quieren consenso con los socialistas o, al menos, un miniconsenso, Aguirre deberá buscar otro candidato. Y ni Rajoy ni Gallardón están dispuestos a admitir como presidente de Caja Madrid a quien ya es su consejero, el hombre de Marsans, Gerardo Díaz Ferrán, siempre dispuesto al sacrificio con tal de ocupar un nuevo cargo. Ahora bien, con el apoyo descarado a Zapatero que brinda el sucesor de Cuevas en la patronal, ni Rajoy ni la propia Aguirre, que le encumbró, están dispuestos a otorgarle el premio. Además, la gestión de Caja Madrid no consiste en conseguir subvenciones públicas, es otra cosa.

A todo esto, ¿quién es el único que aún se cree con posibilidades de seguir? Pues el propio Miguel Blesa, que no pierde oportunidad para pedir a Rajoy que dé un golpe de timón y se imponga a Aguirre. Una petición no tan fácil de cumplir.

Mientras tanto, González está dispuesto a publicitarse hasta en la prensa. Apunten. Se busca presidente para una importante entidad financiera del centro de la península. Políticos, abstenerse. Ex políticos, sólo con experiencia bancaria.