Es ignorante, es insensato, pero es peligroso, y puede tener muy mala leche. Es decir, que Rodríguez Zapatero es insensato, ignorante y perverso. O sea, que su parecido, ya no sólo físico, sino anímico, entre Zapatero y Mr. Bean atraviesa la frontera de su sonrisa (calcada, oiga, calcada) para entrar en otros terrenos más profundos. Es más, en estos momentos, tengo mis dudas: no sé si se parece más a Mr. Bean o al muñeco diabólico. No, por insensato e ignorante, definitivamente a Mr. Bean.

 

En Mahón, precisamente en Mahón, ante sus fieles más enardecidos, Zapatero nos abrió su corazón y exhaló: "Ya está bien de imposiciones de moral y de actitudes carcas". Así, como lo oyen: carcas, un calificativo que no se escuchaba desde la Guerra Civil. Por eso, Mr. Bean definió su programa para el próximo curso político en dos conceptos: matrimonio homosexual y divorcio-express. En verdad, que este personaje podría romper todas la marcas del progresismo.

 

Ya lo he dicho muchas veces: La esencia del progresismo es la ausencia de ideas, por lo que ha quedado anclado en esto: "Abajo los curas y arriba las faldas". Anticlericalismo y refocile general, que eso sí es la España profunda, y no la de Puerto Hurraco. A quemar conventos y a refocilarse con la parienta. Y el que no acepte tan profunda filosofía política, es que pertenece a la carcundia.

 

A Zapatero le ocurre como a aquellas mujeres de moral relajada (o sea, a unas progresistas de tomo y lomo), que cuando el triunfo de la II República bajaban por la madrileña calle Carretas hacia la Puerta del Sol levantando sus faldones con el muy progresista eslogan de "Viva la libertad de Enseñanza". Eso sí que era enseñar. Zapaterismo en estado puro, oiga. Por enseñar, Zapatero enseña hasta a sus ministras en el Vogue, como afirma el genial Campmany, "en plan gilipollúa, ¡qué putada milady!".

 

Pero, ¿qué significa todo esto? Pues, sencillamente, que ya sólo hay dos bandos: la Iglesia y los comecuras. Que sólo hay dos opciones políticas: la confesional y la anticonfesional. Que sólo hay dos filosofías (bueno, esto siempre): panteísmo y cristianismo. Que sólo hay dos bandos: la tradición y los progres. Que sólo hay dos cosmovisiones: los que creen en algo y los que no creen en otra cosa que el refocile. Que sólo hay dos tipos de gobierno: el que trata de mejorar el nivel de vida de las personas y la justicia social y el que considera que el único enemigo a batir son los curas, "que envenenan el agua y matan a los niños".

 

Naturalmente, en todos estos aspectos, la derecha del PP figura en el mismo bando que el PSOE de Zapatero. Simplemente, Zapatero es más auténtico. Sí, más insensato, más ignorante y más perverso: pero también más auténtico, más coherente con su propio vacío ideológico. Es un tipo que utiliza el lenguaje de la preguerra civil, porque confía en obtener más votos entre salidos y comecuras que entre los creyentes. Pero no por ello el peligro de enfrentamiento entre las dos españas desaparece. Yo no tiraría más de esa cuerda, Mr. Bean, ni tan siquiera si lo hace con el noble propósito de convertir este país en una casa de lenocinio (hetero y homo, por supuesto, sin discriminación).

 

Eulogio López