Antes de ceder los trastos a sus sobrinos, Carmela Arias ya estaba resignada a que su grupo fuera cada día más pequeño

Heredó el imperio creado por su marido pero nunca quiso dedicarse a la gestión. Eso sí, mantuvo, mientras le fue posible, el control sobre el Banco Pastor y sobre Unión Fenosa. Cuando cedió el testigo a sus sobrinos, José María y Vicente Arias Mosquera, la verdad es que ya estaba resignada a que el Pastor fuera empequeñeciéndose.

Las cajas de ahorros fueron entrando en su capital en tono bastante agresivo aunque la Fundación Fenosa se mantuvo con accionistas de referencia. Eso sí, la salida total de la eléctrica gallega Unión Fenosa, colocó al banco en una posición muy complicada. No crece como el Sabadell, que pretende ser grande, ni ha sido absorbido, como el Herrero. Su gemelo es la banca March, pero ésta tiene menos vocación de banco que de sociedad de cartera.