Durante el presente año en España 63 mujeres fueron asesinadas en España por su pareja. Una cifra realmente luctuosa, pero que, afortunadamente, cuenta con la defensa del Estado, con todo tipo de medios: policías especializados, juzgados especializados, casas de acogida, una presión social dura con los maltratadores. Presión ejercida sobre todo, por los medios informativos, porque el universo mediático no es que obedezca a lo políticamente correcto, es que es políticamente correcto.

Desde la implantación de la pena de muerte en 1976 en Estados Unidos ha sido ejecutado un millar de reos. El caso norteamericano tiene muchísimas más importancia que, por ejemplo, que los 4.000 ejecutados cada año en China. No son cifras comparables. En primer lugar porque se trata de chinos, por lo que los medios no pueden informar porque nadie les da información y, en segundo lugar porque son chinos, y 4.000 más o menos, pues como que se notan.

Frente a estas cifras tan espeluznantes nos encontramos con los 84.985 abortos perpetrados en España durante 2004. Con esa delicadeza que le caracteriza, la ministra de Sanidad de Zapatero, Elena Salgado, nos informó de la cifra justamente al terminar el año y en víspera de la festividad de los Santos Inocentes. Porque uno no sabe si los casi 85.000 niños masacrados en 2004 son santos, pero lo que sí está claro es que son inocentes.

El bueno de Herodes ningún parentesco con Salgado y Zapatero- arremetió con los niños de Belén, una población que se calcula contaba entonces con 2.000 habitantes. Contando con una natalidad media de 30 niños por cada 1.000 habitantes, y que el bueno de Herodes dio a sus soldados la orden de degollar de dos años para abajo, nos quedamos en 60 niños. Como al sátrapa sólo le interesaban los varones, rebajaremos el número a la mitad: los soldados del tirano asesinaron a 30 inocentes, que han pasado a la historia como santos debido a su condición de mártires, inocentes asesinados por el Evangelio. Fueron una treintena: los asesinados en España con todas las bendiciones legales y el apoyo gubernamental superan, cada año, los 80.000.

Pero es lo que dice Elena Salgado, que ninguna mujer va a abortar por gusto. Lo cual es muy cierto. De hecho con la excepción de asesinos profesionales y psicópatas, casi nadie asesina por gusto, incluyendo a los verdugos chinos o norteamericanos. Es más sospecho que ningún maltratador golpea por sadismo, y buena prueba de ello es que muchos asesinan primero y se suicidan después. Grandes manifestaciones nos recuerdan que esta brutalidad; la del aborto, es una lamentable desgracia de la que nadie es culpable.

La verdad es que la violencia más sangrienta y cruel de entre toda la panoplia que hoy se desarrolla en el mundo se llama abort ensañamiento de una madre con su hijo, la criatura más inocente y con resultado de muerte. Ni las guerras, ni el terrorismo, ni el suicidio cada vez más abundante- ni el maltrato de género, nada, puede compararse con el aborto. Ni de lejos. El aborto es el mayor mal de la humanidad, un mal convertido en bien por algunos: por ejemplo, por los dos partidos mayoritarios españoles: el PSOE y el PP.

Eulogio López