El presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas critica la ambigüedad del texto
Afirma también que el código no tiene ninguna fuerza.

El nuevo Código Deontológico Médico ya ha empezado a recibir las primeras críticas por parte de médicos que se quejan del oscurantismo que se ha dado en el proceso, ya que muchos colegiados no han recibido en todo este tiempo ninguna pregunta sobre el nuevo código.

En conversación telefónica con Hispanidad, José María Simón, presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católica (FIAMC), asegura que este nuevo código "no tiene fuerza", ya que los colegios provinciales son quienes deben velar por su cumplimiento y casos como del del Dr. Morín, muestran que su capacidad sancionadora es mínima y que con su no actuación queda deslegitimado.

Lo que más se echa en falta, según el Dr. Simón, es que "hubiera quedado más clara la defensa de la vida", ya que ahora "es una cosa ambigua". Pero dentro de lo sucedido, el Dr. Simón cree que el nuevo código deontológico no tiene mucha utilidad, así como la misma existencia de la Organización Médica Colegial (OMC), de la que cree que "no tiene ninguna utilidad práctica" ya que "estos organismos no son útiles". Un claro ejemplo del poco uso del código es el hecho de que Cataluña tenga su propio código, en algunos puntos "contrapuestos" a los del nuevo código.

El presidente de la FIAMC ha criticado que se contemple la sedación en este nuevo código, puesto que los médicos "siempre hacen lo posible para que la gente no sufra". Por tanto, exigirlo por escrito es "un absurdo deontológico". Todo médico es consciente de que la sedación se debe y puede aplicar, pero nunca con la intención de quitar la vida, de matar.

Habrá que ver si el nuevo código comporta una presión añadida sobre los médicos para que realicen abortos sin poder ajustarse al derecho a la objeción de conciencia. El único consuelo es que la mayoría de los médicos es contrario a este tipo de prácticas, pero el temor a ser despedidos puede hacer desfallecer a muchos.

Juan María Piñero
juanmaria@hispanidad.com