Tenemos que acostumbrados a que estamos presididos por un gallego con todo lo bueno  y lo menos bueno que ello comporta. Soraya Rodríguez tiene razón en este punto: el  tono es el de un notario. Bueno, para que no se ofenda: el de un registrador, que es su oficio. Don Mariano responde a todos los intervinientes cogiendo el rábano por las hojas: dice lo que le interesa y calla todo lo demás. Apela constantemente a la sensatez y al sentido común y -ahí tiene razón- cuando escucha los insultos de algunos diputados de la izquierda, entre los que destaca el locuaz diputado Joan Coscubiela (en la imagen).

El comecuras Coscubiela no desaprovecha la ocasión para darle una toba a los cristianos. Y la ocasión siempre se la brinda el escenario donde actúa: la tribuna de oradores del Congreso. Y así, en pleno debate sobre el último Consejo Europeo de los días 26-27 de junio, Su señoría Coscubiela se dirige a Mariano Rajoy y le espeta lo siguiente: "la cuestión judeo-cristiana de los culpables. ¿Es una maldición bíblica que nos ha enviado Dios".

No venía a cuento tomar el nombre de Dios en vano, pero es que la ofensa a la libertad religiosa nunca viene a cuento. Además, al diputado Coscubiela le importa un bledo que venga o no a cuento, porque le tiene inquina a Rajoy pero, para Cristo reserva sus dardos más afilados. ¿Cuestión judeo-cristiana sobre la culpabilidad ¿Pero de qué estás hablando Coscu El sentido de pecado del cristianismo es el paso previo al perdón; el sentido de culpabilidad de cualquier ciudadano no es más que el prefacio del castigo, porque Dios perdona al arrepentido pero los tribunales, los del Estado de Derecho, no. Dime, Coscubiela: ¿no buscas el sentido de culpa en los imputados por la Gürtel ¿No le investigarías para no repetir el repugnante esquema judeo-cristiano de la búsqueda de culpables

Coscu, prenda, déjanos en paz.

La búsqueda de culpables no es patrimonio del cristianismo sino del conjunto de la sociedad aunque con fines bien distintos

Lo segundo más triste acaecido es que, naturalmente, el señor Rajoy no cometiera la descortesía de defender a los cristianos en el foro público. Eso no hace elegante. Y aún peor fue lo del señor Alonso, portavoz del PP, quien intervino para exigir a Coscubiela que retirase el término 'zafio' con el que se había referido. Naturalmente, el representante de la izquierda no lo hizo, porque eso sería reconocer su culpa, práctica judeo-cristiana poco recomendable. Pero, por supuesto, a don Alfonsito Alonso lo que le preocupaba no era que la torcida biela de Coscubiela ofendiera a los cristianos y tomara el nombre es Dios en vano: lo que le preocupaba era que le ofendiera a él, que es el hermano pequeño de Dios, aunque nunca se ha terminado de conformar con su puesto de benjamín.

Po eso, muchos católicos estamos razonablemente hartos de miserables como Coscubiela y de tibios como Rajoy y Alfonsito Alonso.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com