Trepidante largometraje de acción que tiene como telón de fondo el terrorismo islamista y que encierra en su contenido un interesante toque propagandístico, desconozco si premeditado o no.

   La sombra del reino comienza con un cruento atentado contra los habitantes de un recinto residencial de Arabia Saudí en el que mueren más de cien personas y resultan heridas más de doscientas. Entre las víctimas se encuentra un miembro del FBI y varios ciudadanos norteamericanos. Esto provoca que mientras los burócratas discuten la conveniencia o no de una intervención,  un equipo de élite del FBI se dirige  a Oriente Medio, en un viaje secreto y relámpago, para averiguar quién planeó el atentado. Al llegar al desierto los cuatro agentes se enfrentarán a una fría recepción por parte de las autoridades locales al mismo tiempo que en EEUU se recrudecen las críticas hacia su participación. La historia se humaniza cuando se hacen amigos el jefe norteamericano responsable de la investigación y el coronel árabe encargado de protegerles, ambos con una misma percepción de la realidad y un idéntico objetivo.

    La sombra del reino, como afirma su publicidad, da vueltas alrededor de esta idea: ¿cómo detienes a un enemigo que no tiene miedo a morir? Pregunta que, diariamente, nos hacemos todos los que seguimos la información diaria y nos aterrorizamos ante las matanzas indiscriminadas que se producen en Iraq.

   Magníficamente rodada, este thriller contiene imágenes muy violentas pero en las que el director nunca se recrea. El reparto, formado por rostros muy conocidos (el oscarizado Jamie Foxx, la televisiva Jennifer Garner-Alias- etc…), no desentona en ningún momento. Los exteriores desérticos, por si alguien tuviera alguna duda, fueron rodados en territorio norteamericano; en el estado de Arizona, en los alrededores de la ciudad de Mesa (al lado de Phoenix).

   Eso sí, para los que den vueltas a los contenidos, La sombra del reino juega, como muchas películas clásicas (por ejemplo Berlín Express, de Jacques Tourneur) a transmitir una singular propaganda interesada en la que queda claro que EEUU quiere "creer" que tiene "amigos" en el mundo árabe, sobre todo si éstos, como Arabia Saudí, cuentan en su territorio con importantes pozos de petróleo.

Para: Los que les gusten los thrillers de acción de calidad