Hemos forzado a Grecia y luego a Irlanda y Portugal, y luego... a realizar draconianos planes de ajuste mientras les seguimos proporcionando soga -o sea, deuda- para ahorcarse.
Atenas se he convertido en un campo de batalla entre manifestantes y policía, mientras el paro se dispara y la economía sumergida alcanza niveles de postguerra. Eso sí, Bruselas y el FMI -en este segundo caso es lógico, porque se trata de un banco- no dejan de ofrecer más dinero para comprar deuda griega, con lo que la soberana burbuja continúa aumentando. Insisto: más soga para ahorcarse.
Si hacen tal cosa, los griegos no lo van a pasar peor que ahora, y los inversores, es decir, los especuladores, se lo pensarán tres veces antes de crear una nueva burbuja. A lo mejor, incluso dedican su dinero a algo útil. Además, no se arruinarán, mientras que el profesional o el trabajador, o el autónomo, griego sí se está arruinando con el "rescate". Ya saben, lo del premier griego Papandreou: "profecías autocumplidas hasta llevar al quiebra a un Estado".
Y de paso, el 'default' helénico serviría para que Europa redescubriera su motor fundacional que no fue otro que el reparto de fondos a través de un presupuesto común y de los fondos de ayuda en sus distintos versiones. La Unión nació en 1950 como un mercado común donde los países ricos transferían dinero -no créditos- a los pobres para que éstos salieran de su postración. Grecia no necesita que le compren su deuda para poder endeudarse más sino que le ayuden a producir más para no tener que emitir deuda. Que no es lo mismo.
Y mientras sigamos en la economía financista... pues no saldremos jamás de la crisis. Y esto no sirve para Europa, sino para el mundo mundial.
Eulogio López
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