Sr. Director: 

 

En la Francia ultralaica que gobierna Chirac están prohibidos en los centro públicos educativos los grandes crucifijos, la kippá judía y el velo islámico en lo que puede ser un ateo recorte en la libertad de expresar públicamente una fe determinada.

La República Francesa se ha instalado en la intransigencia radical laicista. Por otra parte, Giscard (grado 33 de la masonería), se ha mostrado inamovible en que aparezca referencia alguna hacia Dios o el legado cristiano en el Preámbulo de la Constitución Europea. Es cierto que los hijos de las tinieblas son más astutos que los de la luz, como dijo Jesucristo.

En España, marginar, vilipendiar e injuriar a la Iglesia Católica, su derecho a percibir asignación tributaria, o negar el derecho a las clases de religión opcionales son algunos de los "caballos de troya" del radicalismo laicista que nos envuelve en su lodazal.

Ismael Fernández Rodríguez