El diario Expansión, el periódico económico más vendido en España, filial de Pearson-Financial Times, está muy preocupado. Resulta que el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, ha perpetrado una subida del salario mínimo interprofesional a partir del 1 de julio hasta, ¡qué horror!, los 490 euros mensuales (brutos por catorce pagas).

 

La verdad es que la promesa electoral de Zapatero (sí, ya sé que las promesas electorales del PSOE están empezando a ser cosa de mucha risa, pero…) consistía en subir el salario mínimo hasta los 600 euros (100.000 de las antiguas pesetas), pero, nada más asentarse en La Moncloa, el Gobierno advirtió que los 600 euros eran para final de legislatura, o sea, para 2008. Algo parecido a lo de las 180.000 viviendas anuales a precios asequibles, que, ahora, se han quedado en 180.000 "actuaciones". Porque lo que se dice, se hace, pero nunca se sabe cuándo.

 

Pues bien, a Expansión el anuncio de Caldera le parece lamentable. Populista es el adjetivo más fino que le dedica el diario. Expansión recuerda que el empleo creció con un Gobierno Aznar que introdujo "flexibilidad" laboral. ¿Qué flexibilidad laboral introdujo Aznar, el hombre que se plegó a las presiones sindicales tras la huelga general del 20 de junio de 2002? No, el empleo creció con el PP porque Rato y Montoro vivieron una época (y hay que aplaudirles por ello) de crecimiento económico, pero no flexibilizaron nada porque no se atrevieron.

 

Para Expansión, la subida del salario mínimo (ahora mismo, cifrado en 451 euros brutos al mes por 14 pagas, o 526 por 12) merece este cometario: "Vaya prisa en algo que, en absoluto, requiere tal urgencia". Y es cierto, el mismísimo Jaime Castellanos, cuñado del señor Emilio Botín, no tiene urgencia alguna en que se suba el salario mínimo con tantas prisas. El hecho de que el SMI español sea el más bajo de toda la zona euro, con excepción de Portugal, tampoco indica nada. Es más, una media populista de este tipo sólo servirá para "aumentar la rigidez y los costes laborales de las empresas… en un momento, además, en el que el problema de la deslocalización industrial se puede agravar tras la incorporación a la UE de diez países del Este con una mano de obra muy cualificada y unos salarios sensiblemente inferiores a los nuestros".

 

Acabáramos: todos teníamos claro de qué hablan los poderosos, o Expansión, que no deja de ser el portavoz de los poderosos, cuando se llenan la boca con lo de "flexibilidad laboral". Ahora también podemos colegir a qué se refieren cuando pronuncian otra palabra mágica: productividad. Productividad significa que para competir hay que reducir salarios y explotar al obrero. Así puedes vender más barato, reducir costes y aumentar beneficio, es decir, crear valor añadido… sólo que no para la sociedad, para aquellos que los clásicos llamaban bien común, sino, exclusivamente, para el accionista, especialmente si el accionista se sienta en el Consejo de Administración. Expansión aún no pide que se gasee a los obreros, pero estamos en ello.

 

¿O qué pretende el diario de Pearson? ¿Que se reduzcan los salarios mínimos, los que cobran 500.000 españoles que sobreviven como pueden para poder competir con los países de Europa del Este? Se me ocurre una idea mejor: ¿Por qué no reducimos los salarios medios, que soportan mejor la comparación con Europa, y, especialmente, los salarios altos, empezando por el de Jaime Castellanos? Eso aumentaría mucho más la productividad de la empresa Recoletos, y de todo el tejido industrial español que la fruslería del salario mínimo (especialmente si la fruslería la aplica el Gobierno Zapatero, que siempre lo hace a la baja).

 

Otrosí. ¿Qué tienen que ver los salarios con la rigidez laboral? Para entendernos, cuando los ricos hablan de flexibilidad están hablando de despido libre. Y conste que el despido libre no es malo. El empresario debe contratar cuando tiene necesidad y despedir cuando no necesita a ese trabajador, con unos mínimos para no dejar en la calle a quien lleva 30 años en una empresa y ya ha cumplido los 55. Ahora bien, ¿cómo creen los fastuosos ideólogos de Expansión que se puede pedir a los sindicatos que acepten el despido libre cuando se están pagando sueldos de mera supervivencia? ¿Qué moneda de cambio pueden introducir los liberalismos partidarios de la flexibilidad, sino una mejora de las condiciones salariales? ¿De verdad cree quien ha escrito ese maravilloso editorial (miércoles 19) que con los salarios que se están pagando a muchos jóvenes, y muchos de ellos cualificados, pueden formar un hogar, comprar una vivienda? En cualquier caso, si para competir con la nueva Europa la cosa consiste en reducir salarios, entonces casi mejor nos vamos de la UE.

 

Y es verdad, la empresa se marcha en busca de carne de cañón, de salarios de supervivencia. Pues bien, entonces, la lucha deberá radicar en conseguir que los países de Europa del Este también eleven sus salarios más magros y que se consiga una más equitativa retribución salarial. Es más, el principal objetivo de justicia social en un mundo globalizado es la implantación de un salario mínimo interprofesional a nivel mundial. Y el que no lo cumpla, que no disfrute de las ventajas del levantamiento de fronteras que conlleva un mundo globalizado. De otra forma, no habrá libre competencia posible, porque no se estará compitiendo en las mismas condiciones.  

 

"Lo que ha hecho Caldera –brama Expansión- es pan y circo". No hombre, lo que ha hecho es pan, porque 490 euros al mes no dan para circo alguno. Lo que ha hecho es justicia, aunque muy poca justicia, porque Caldera ha sido un rácano integral. Lo mínimo que podía hacer hecho es subir el SMI hasta los 600 euros ya mismo. Es, precisamente, la cantidad que se había propuesto el PP antes de llegar al poder, en 1996. El PSOE lo va a aplicar ¡doce años después!, en 2008, y a Expansión le parece un lamentable dispendio.

 

Una preguntita: ¿Cuánto cobra Jaime Castellanos y cuánto cobran los colaboradores de Expansión y los recién ingresados en la redacción? Lo sé, esto es paternalismo demagógico, pero es que hoy me siento extraordinariamente populista. Debe ser la primavera.

 

Eulogio López