Y es aquí donde FG se lanza en plancha. Según él, insistiendo en una idea muy querida a su principal competidor, Emilio Botín, FG afirmaba, que durante la mañana del miércoles 22, en el incomparable marco de la Universidad Menéndez Pelayo, que un 40% de la humanidad, más de 2.000 millones de personas, se habría incorporado a la economía de mercado evitó el término capitalismo-, en un corto periodo de 15 años. Tuvo el buen gusto de separar democracia política y democracia económica, siempre que quedara bien claro que la democracia económica es la economía de mercado, es decir, el capitalismo. Pero el buen gusto se le escapó de forma definitiva en el momento en el que incluyó, entre ese 40% del planeta salvado para el progreso económico ¡a los 1.300 millones de chinos!, una población que, en efecto, se está incorporando al capitalismo, pero, desde luego, no a la democracia.
Es lo mismo, el banquero español se mostró como un gran amante de las cifras: según él, se ha dado un importante traspaso de poder desde las instancias públicas a las privadas, desde el Estado a las empresas, las ONG y los ciudadanos. Desde luego, es mucho más demostrable la transferencia de poder a las dos primeras instituciones que a los particulares, pero la concusión es la misma: la receta del futuro, según FG, es la combinación de libertad de mercado y democracia. Curiosa afirmación para la contraprestación inmediata: Europa, cuna de la democracia y del capitalismo, es la zona del mundo que menos crece, precisamente cuando, según FG, el mundo vive el mayor crecimiento económico de la historia de la humanidad.