Insisto: la progresía de derechas está histérica con Sarah Palin y el Tea Party. A nadie se le oculta que la ex gobernadora de Alaska ha sido la gran vencedora, aunque no se presentara a elección alguna, de las legislativas del martes y de la derrota de Barack Obama.

Y no, no ha vencido a Obama porque reclamen menor presencia del Gobierno en la vida pública: piden mucho más.

El Tea Party defiende los valores no negociables de Benedicto XVI. Defienden la vida del no nacido y del moribundo, defienden la familia natural, formada por hombre y mujer, defienden la libertad de los padres para educar a sus hijos como consideren conveniente, defienden la libertad religiosa y exigen para ello reciprocidad, y, finalmente, defienden el bien común.

El bien común según la doctrina social de la Iglesia, promulga el principio de subsidiariedad. Simplificando, que el poder público sólo se entrometa en aquello que el individuo no puede abordar por sí sólo.

Es en este principio del bien común -compuesto por otros muchos elementos, como el salario justo, a la defensa del pequeño frente al grande o la anulación de la corrupción en la vida pública y en los mercados privados, donde se insertan los principios del Tea Party, en el sentido de que sólo hay que promulgar los impuestos que sean necesarios y que los gobiernos están para servir al ciudadano, no al revés. Simplificar el mensaje de los de la fiesta del té no es sino una manipulación de la progresía de izquierdas.

Ahora bien, también existe una progresía de derechas en España, es decir, el progre-capitalismo. Uno de sus más eximios representantes es el director de El Mundo, Pedro J. Ramirez, ahora estrella en el programa estrella de la cadena COPE, que como emisora propiedad de los obispos está obligada a defender los valores no negociables de Benedicto XVI. Pues bien, Pedro José se ha despachado, mañana del jueves, en la COPE, con un comentario en el que calificaba de extremistas a los seguidores de Sarah Palin. Dicho de otro modo, Ramírez apuntalaba la ecuación que tanto pretende la progresía de izquierdas: Si estás contra el aborto eres un ultra, una mentira muy gorda que el director de El Mundo está contribuyendo a expandir desde la COPE. Esto es: el cristianismo, por defender la vida en todas sus etapas, es ultraderechista. O dicho de otra forma: Ramírez, ¿Por qué son extremistas los miembros del Tea Party?

Miren ustedes, en lo único que difieren los planteamientos de Palin y la doctrina de la Iglesia en los asuntos de la inmigración y la pena de muerte. En ese punto, tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI defienden la libre circulación de personas -es decir, lo que, salvo excepciones, siempre se ha practicado en la historia- por el planeta y la acogida a los que huyen de la tiranía o de la miseria. Pero claro, a un progre de derechas como Pedro José Ramírez, no le apetece una política migratoria solidaria por eso mismo: porque son capitalistas, progres de derechas.

En cualquier caso, calificar, en la cadena cristiana de ultras a quienes defienden prácticamente lo mismo que la Iglesia es un insulto al ideario de la casa. A Ernesto Sáenz de Buruaga, se le está poniendo cara de Federico.

Que desde la COPE se le haga el juego a quienes califican a todo defensor de la vida como ultra resulta, cuando menos, curioso. Es posible que la izquierda nos haya condenado a los católicos a ser tildados de derechistas, pero no tenemos por qué caer en la derecha pagana, que de cristiana no tiene nada... como su mismo nombre indica.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com