La vicepresidenta primera del Gobierno Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega (más conocida por Fernández de la Vogue, desde su posado como top model jefe para la revista de dicho nombre), ya no entra en la sala de rueda de prensa de Moncloa por el final de la estancia, entre los periodistas, siempre ansiosos de plantear preguntas capciosas, sino por delante, por una puerta ubicada justo detrás del escenario. De este modo, se ve libre de las lamentables interrupciones de los plumíferos.
Por cierto, prensa y televisión no están muy contentas con la nueva remodelación de la sala de prensa. La pintura es de tono grisáceo, muy apropiado para las televisiones, pero horrible para el resto de medios, cuyos representantes se sienten como en un cine en el momento de apagarse la proyección, en una semipenumbra que invita a la siesta, más que a escuchar los profundos, aunque un tanto tediosos, acuerdos del Consejo de Ministros. A lo mejor, se trataba de eso.