Inquietud en la plantilla y entre los directivos españoles tras la llegada de Khadem Al Qubaisi

El Santander es el responsable de la desespañolización de la Compañía Española de Petróleos

La verdad es que Dominique de Riverolles, el CEO que hasta ahora ha gestionado CEPSA, no ha traicionado a nadie. Sólo que el francés Riverolles era un hombre puesto por el primer accionista, la francesa Total, aunque él procediera de la absorbida Elf Aquitaine, las de los escándalos políticos de la cúpula francesa en África.

No obstante, ha jugado su papel y ahora ha tenido que prejubilarse para dejar paso a un representante del nuevo dueño, de IPIC, el inversor del Golfo que, desde el martes, controla la llamada Compañía Española de Petróleos... de hecho y de derecho. Su sustituto será Khadem Al Qubaisi. Como buen hombre del Golfo, el nuevo consejero delegado no quiere trabajar de sol a sol en la empresa, así que será el primer ejecutivo pero se crea el cargo de director general de Operaciones (COO, Chief Operating Officer) que recaído en la figura de Pedro Miró. Éste sí trabajará de sol a sol.

La historia de CEPSA es la historia misma de la industrias española, regida por banqueros poco patriotas. En otras palabras, la culpa de que una buena compañía se convirtiera, en francesa primero, y, después, en propiedad de las familias gobernante en Abu Dhabi en IPIC después, la tiene Emilio Botín. El Santander heredó CEPSA del Banco Central. Naturalmente, le corrió prisa por venderla para obtener una plusvalía. Pero no sólo eso: pretendió tomarle el pelo a los franceses de Total, que para eso son franceses. Alfredo Sáenz, CEO del Santander, lanzó una OPA-señuelo para forzar a los franceses a contraopar. Éstos no tragaron y acudieron a los tribunales arbitrales. Al final, ganaron el laudo correspondiente, pagaron al Santander no tanto como pretendía Botín y se quedaron con la compañía. Por último, la vendieron a su socio financiero, IPIC, al que no cederían jamás el control de una petrolera gala.

Eso sí, Alfredo Sáenz, CEO del Santander, consiguió colocar de forma temporal a su amigo, Santiago Bergareche, como presiente. Y, piano piano, es quien se ha quedado.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com