Caramba con los Óscars que se ha inventado la asociación de consumidores andaluza de Izquierda Unida, Facua. No han tenido mejor ocurrencia que proponer a sus afiliados, a través de la web, un concurso sin precedentes para elegir a la peor empresa del año, el peor anuncio y la peor práctica empresarial.

Como si no tuvieran bastante con lo que tienen los infelices clientes de compañías aéreas, gasolineras, eléctricas o banca.

Lo más llamativo es que Facua propone una serie de candidatos en cada una de las categorías y yo, cuanto más los miro, más me mosqueo. Casualmente, los operadores de telefonía móviles están los tres, que digo yo que alguno lo hará medio bien, ¿no? Pues no, según Facua, todos al paredón. Completan el elenco dos compañías aéreas, Ryanair y Air Comet, que líbreme Dios de defenderlas pero quedan otras más poderosos fuera de la lista. ¿Qué decir de las eléctricas, cuyas reclamaciones a cuenta de las nuevas facturas se han multiplicado por tres en los últimos meses? ¿Y la banca, que se forra de cobrar comisiones hasta en las donaciones a los damnificados de Haití? ¿Y las promotoras inmobiliarias, la automoción, las cementeras, los dueños de los aparcamientos o los fabricantes de bebidas espirituosas?

Misterio enorme: ¿qué criterios han seguido los  departamentos de Comunicación, Técnico-Jurídico y Análisis y Control de la Publicidad, Productos y Servicios de Facua, y cito textualmente su nota de prensa, para determinar que fueran esas empresas, y no otras, las peores del año?

Esa inquina contra algunos sectores y algunas compañías en particular, qué quieren que les diga, huele que apesta. A lo mejor es un tema de que estas compañías nos les dan tanta publicidad como las eléctricas o los bancos. Y ya puestos, ¿por qué no hacemos una encuesta para elegir a la organización de consumidores más cutre, chusca y extorsionadora de todas? Porque algunas, que yo sepa, viven de las subvenciones autonómicas, estatales y se representan a ellos mismos y poco más. E incluso en algunos casos, como la de Facua, es por herencia y se transmite de padres a hijos.

Ya teníamos bastante con AUSBANC.

Y el asunto es serio porque el movimiento de defensa del consumidor es muy importante. Demasiado como para dejarlo en manos de los militares.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com