• Al menos, tras enajenaciones y saneamientos, lo intentará.
  • Es una forma de decirle 'no' al BBVA, que insistía en comprar el Popular ya mismo.
  • Además, Asiaín no hubiese aceptado la sombra de FG detrás.
  • Y para aclararnos más: Saracho cesó a Larena por 'incompatibilidad de caracteres'.
  • Pero, sobre todo, tranquilizando al Gobierno y a los reguladores: no está liquidando el Popular.
  • En su momento, Francisco González ofreció a Ángel Ron comprarle el Popular.
  • Éste lo rechazó a pesar de que era una forma de permanecer en el cargo.
Vísperas de Junta de Accionistas. Emilio Saracho (en la imagen junto a Asiaín) ha reaccionado a una confusión que había encendido todas las alarmas. Una confusión,  una sospecha. Que había tirado la toalla y preparaba la liquidación del Banco Popular. El reconcomio llegó a Economía y al ministro Guindos, quien tenía en mente el plan original de Saracho: enajenaciones, saneamiento y a partir de ahí: veremos si el Popular aguanta como marca independiente o hay que vender la red, el corazón, a otra entidad, fuera Santander o BBVA. Pues bien, el plan inicial vuelve a ser el plan actual y formal. Lo que propició mayor confusión fue el cese del Ceo, Pedro Larena. Luego, el diario Cinco Días anticipó que Saracho quería a Ignacio Sánchez-Asiaín como sustituto. Y en efecto, ha sido ratificado como Ceo de la entidad. Es, de paso, una forma de decirle no a Francisco González, empeñado en adquirir ya, sin esperar al proceso de saneamiento alguno, el Popular. Sobre todo porque está baratísimo. El Popular vale hoy en bolsa 3.378 millones de euros, lo nunca visto. Además, como adelantara Hispanidad, FG ya intentó comprar el Popular en tiempos de Ángel Ron. Éste se negó aunque el BBVA insistía en mantenerle como primer ejecutivo del fusionado. Y es que para FG comerse al Popular supondría contar con una red de negocio en España, toda vez que la suya propia anda de cabeza. En cualquier caso, Emilio Saracho ha tranquilizado al mercado y a los reguladores. Con el fichaje de Asiaín pone coto a la principal crítica: él es un banquero de inversión, no de banca doméstica. Conste que Asiaín ha trabajado en redes aunque también en otros cometidos, pero al menos tiene experiencia en banca comercial, que es la clave. Así, podrá presentarse el lunes 10 ante los accionistas con más prevención que pánico. Ahora las etapas son: primero, vender para sanear. Sobre todo la temida cartera inmobiliaria. Al mismo tiempo, que la red de banca patrimonial no baje el listón. Y una vez saneado -durante 2017 el BCE no le dará la murga con la capitalización- hacerse la pregunta del millón: ¿podemos seguir en solitario o tenemos que vender? Por cierto, no es verdad, como se ha dicho, que el BCE haya pedido a la entidad un saneamiento inmediato; por eso le ha dado un año. Lo que sí le ha pedido es que no haya nuevas sorpresas en el balance como las que comunicó, a principios de abril, en un hecho relevante a la CNMV: algo más de 300 millones en pérdidas inmobiliarias y otros 200 millones destinados a financiar la compra de acciones en la última ampliación sin el adecuado trato contable. En un año todos calvos, ciertamente, pero conste por adelantado, como también hemos repetido en Hispanidad una y otra vez que al BBVA, antes que el Sabadell, sí le interesaba el Popular. Al Santander, no: el Santander lo que quiere es el Banco Sabadell para cubrir su déficit de presencia en Cataluña. Eulogio López eulogio@hispanidad.com