Primero fue la Ley de Libertad Sexual y ahora la ley de la infancia promovida por el departamento de Pablo Iglesias contra el que se rebelan socialistas, como la vicepresidenta Carmen Calvo. Según un argumentario promovido de urgencia recientemente por las dirigentes del PSOE, la llamada «ley Rhodes» se olvida de lo fundamental y más sencillo, «las niñas y la violencia ejercida sobre ellas» al difuminar este hecho biológico.

El feminismo que defienden los socialistas dista del que promueve Podemos en algunos puntos, sobre todo en el abolicionismo o legalidad de la prostitución. También en el activismo «queer», a favor de transexuales y transgénero, que domina el ideario feminista de Podemos y que olvida las desigualdades específicas que padecen las mujeres por el hecho natural de serlo, como la mutilación genital o ablación.

Según fuentes socialistas, Podemos da salida a una ley en la que encaja por la puerta de atrás argumentos de la teoría «queer». ¿Qué defiende esta corriente? Que el género, la identidad sexual y la orientación, no están inscritos en la naturaleza biológica humana, sino que es el resultado de una construcción social.

Mientras, para el PSOE, como expone en su argumentario, «el sexo es un hecho biológico y el género una construcción social». Los socialistas quieren evitar el segundo término, el género, pero Iglesias lo ha encajado en el transcurso de toda su ley, aducen. Y sus promotoras lanzan una pregunta, a cuenta de los conflictos jurídicos que suscita: si se niega o «borra» la definición de mujer como tal en las leyes, «¿cómo afecta a la violencia de género? ¿Podría un maltratador señalar que se siente mujer y por tanto no poder ser juzgado por este delito?». 

La presidenta de la Federación de Colectivos Trans o Plataforma Trans, Mar Cambrollé, dice que este argumentario enmarca el «viraje» ideológico que defiende el PSOE «en la misma línea de la extrema derecha», al negar la legitimidad de las personas trans como mujeres y hombres de pleno derecho, desde «una visión reduccionista y genitalista». Lo ve como un ataque «extremadamente grave» a las posiciones de los derechos del colectivo vertido por Ferraz.

En cambio, para la que fuera Consejera de Educación del Gobierno socialista en Asturias y actual miembro del Consejo de Estado, Amelia Varcácel, el argumentario es «una prueba de hermosa sensatez». «Las ficciones jurídicas no deben encontrar espacio en la legislación española. Ahora hay que hacerlo realidad», exhortó, a través de Twitter, la exportavoz de Igualdad Socialista, Ángeles Álvarez. Y es que las socialistas han pedido que esta ley no llegue así a su tramitación parlamentaria. Al debate se han sumado la histórica dirigente del PSOE andaluz, Amparo Rubiales, o feministas reconocidas como la filósofa Alicia Mirayes, quienes difundieron el argumentario.

En conclusión, asistimos, una vez más, al enfrentamiento entre los conceptos de sexo -que sí existe- y de género, que es un invento forzado del progresismo.Asistimos, una vez más, al enfrentamiento entre los conceptos de sexo -que sí existe- y de género, que es un invento forzado del progresismo.

Por cierto, Isa Serra, quien si oye hablar de pelea se da por aludida ha salido en defensa del colectivo trans, y contra las feministas del PSOE.