El juez Manuel García-Castellón no quiere jubilarse sin antes acabar todo lo que tiene entre manos, que no es poca cosa, incluido, por su puesto, el caso Villarejo, con BBVA e Iberdrola como piezas especialmente sensibles. Lo cierto es que el magistrado carece de lo más necesario -personal de apoyo y tiempo-, pero eso no parece afectar a su hoja de ruta.

A pesar de sus 68 años -sólo le faltan dos para la jubilación-, pretende terminar con los más de 15 casos que acumula en su despacho. En la carrera judicial y fuera de ella dan por hecho que solicitará la prórroga de dos años para continuar en la brecha hasta 2024.

En la sede del BBVA, en Las Tablas, hay un temor: que el juez impute a Carlos Torres. El actual presidente de la entidad fue consejero delegado entre 2015 y 2018, periodo en el que el banco siguió pagando a la empresa de Villarejo. García-Castellón, de hecho, ya ha imputado a Ángel Cano, su predecesor en el cargo. Es cierto que los estatutos del banco no son como los de Iberdrola -y que Galán modificó, como alelantó Hispanidad-, pero también lo es que ser un presidente imputado no hace bonito.

En cualquier caso, el Reglamento del Consejo de Administración del BBVA, en su artículo 12.3, apartados a y b, establece que los consejeros deberán poner su cargo a disposición del Consejo "cuando se vean incursos en alguno de los supuestos de incompatibilidad o prohibición previstos en la normativa vigente, en los Estatutos Sociales o en el presente Reglamento", o "cuando se produjeran cambios significativos en su situación personal o profesional que afecten a la condición en virtud de la cual hubieran sido designados como tales".

La imputación de Torres sería un golpe muy duro para él, evidentemente, y también para la imagen corporativa del BBVA, algo en lo que los fondos se fijan mucho. Y si alguien tiene la llave del futuro del presidente del BBVA son, precisamente, los fondos que, en este caso, contarían con el apoyo del Gobierno Sánchez. Y es que, como adelantó Hispanidad, las relaciones entre Moncloa y Torres, no es que sean malas, es que no existen. Además, con Torres fuera, la fusión BBVA-Bankia estaría un poco más cerca, aunque esa es otra historia.

En definitiva, García-Castellón no ha perdido el tiempo y en la Audiencia aseguran que ha aprovechado la pandemia para poner al día la pieza Villarejo-BBVA. Es su prioridad en estos momentos y el caso que ocupará buena parte de su tiempo cuando todo vuelva a una mínima normalidad.