Tras salir de la vicepresidencia y perder la batalla política con Pablo Casado, Soraya Sáenz de Santamaría fichó por el bufete Cuatrecasas, por un coste empresa (es decir, fijo más variable máximo) de 600.000 euros al año. Cuatrecasas lo hacía porque se supone que una vicepresidenta podría traer muchos nuevos y enjundiosos clientes al bufete.
Han pasado diez meses y los clientes no han llegado. Además, en un negocio de socios se respeta el escalafón y no resultan muy agradable los fichajes estrella, especialmente cuando no responden a las expectativas creadas.
En otras palabras, que los socios de Cuatrecasas están encendidos contra la ex vicepresidenta. Antes lo cuchicheaban, ahora lo vociferan.