El Corazón de María convoca al pueblo español a un ayuno de 40 días, desde ya mismo hasta el 31 de julio festividad de Ignacio de Loyola, un santo de los más español, fundador de la orden más española: los jesuitas. Yo que usted me leería el mensaje entero, lo que les llevará, por lo menos, 30 segundos.

Mensaje de la Virgen María a los españoles a través de Margarita de Llano. Sí, creo en la veracidad y en la  sobrenaturalidad de los mensajes a Marga. No, no me creo a la miríada de presuntos profetas que no son otra cosa que majaderos que pululan por este siglo XXI. Pero, atención aún creo menos en los majaderos progre-agnósticos, que, por decir algo, se mofan de las interpretaciones -que nadie ha hecho- del tipo “el coronavirus es un castigo de Dios” para acabar concluyendo, revestidos de científicos, que el coronavirus es una consecuencia del cambio climático. O sea, que exculpan a Dios e inculpan al hombre. La majadería científica de nuestra era supera a la majadería de los santurrones iluminados… que ya es decir.

Nada cambia tanto a una persona como el ayuno, la mejor y menos violenta modalidad de penitencia física

Volvamos al doble mensaje a Margarita de Llano, por parte de Cristo y de Santa María. Las cosas van mal –¿alguien lo pone en duda?- y se propone, porque la oración es omnipotente, mucho más poderosa que el Boletín Oficial del Estado (BOE), un ayuno de 40 días.

Lo que nos están proponiendo es un ayuno blando que, dicho sea de paso, es el mismo que exige la Iglesia dos días al año (¡Tremendo!), el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Es un ayuno consistente en una comida normal, desayunar algo menos de lo normal y cenar algo menos de lo normal. Cualquier aspirante a modelo tonta –no, no es una reiteración pero las coincidencias abundan- hace mucho más, por mantener su tipito.

Lo natural, o se entiende con lo sobrenatural o acaba en antinatural

A partir de ese mínimo, que cada cual aporte lo que quiera. Insisto: bueno para la salud y bueno para la belleza… y bueno para el alma.

Descubrir el ayuno es estupendo sobre todo para un pueblo alegre, como el española, amigo de jaranas con manduca.

Uno empieza a ayunar y su vida se transforma. Ojo, insisto, si se ayuna por Dios y por los demás, no para lucir esbelta figura ni por motivos de salud. Aunque, insisto, dicho sea de paso, el ayuno constituye la fehaciente demostración de que lo natural, o se entiende con lo sobrenatural o acaba en antinatural. Así, con el ayuno creces en salud y menguas en la báscula, que ya sabe que lo único alimento que adelgaza es el que se queda en el plato: Grande Covián dixit.

Como no creen en lo espiritual creen en el espiritismo del calentamiento global: se burlan de que el coronavirus sea un castigo de Dios pero lo atribuyen al cambio climático

Pero aquí no hablamos ni de salud ni de belleza: hablamos de la necesidad de reparar y de una situación que, creyentes y no creyentes, todo aquel que posea un adarme de sensatez, acaba por concluir: que las cosas no marchan, ni en España en el mundo.

Y mucho me temo que la tragedia del coronavirus ha servido para poco. Si no, repito, contemplen la última: como no creen en lo espiritual creen en el espiritismo. Se burlan de que el coronavirus sea un castigo de Dios pero lo atribuyen al cambio climático. O sea, que no es culpa de Dios pero sí del hombre. ¡Impresionante! Además de memos, masocas.

Dios es más padre que juez pero no puede evitar la libertad humana

De colofón, no olvidemos que Dios es más padre que juez pero no puede ignorar la libertad humana porque es el creador del hombre libre. Dios no castiga, ni tan siquiera juzga: como decían los místicos, es el pecador quien elije condenarse. 

Ayunemos durante 40 días para salvar España… y para salvarnos nosotros mismos. Nos vendrá bien.

Epílogo: no olviden otra nota del mensaje: los que desean el castigo de Dios son los peores. Desear la condenación del hermano no merece premio.