Desde la era Pallete, el equipo directivo de Telefónica siente obsesión por la cotización. Con Marc Murtra, esa obsesión no ha cambiado. Pero la Bolsa nunca es causa sino consecuencia, en ocasiones errática, de la evolución del balance.
Dicho esto, lo cierto es que la preocupación del presidente Marc Murtra y del CEO, Emilio Gayo, no debería ser la cotización sino la cuenta de resultados, a la que le falta pulso. No hace falta más que fijarnos en los balances de la Compañía a 31 de marzo y a 30 de junio, que no son para tirar cohetes, precisamente. En definitiva, el equipo de Marc Murtra y de Emilio Gayo, que a lo mejor no son uno sino dos equipos, no es el mismo, debería preocuparse de los fundamentales.
Por de pronto, Telefónica no aclara si prepara una indeseable ampliación de capital. Es más, la CNMV ya debería haber llamado a la puerta del Distrito C para preguntar si lo publicado en prensa y comentado por los analistas es cierto o falso: que lo afirmen o lo nieguen, que de una cotizada hablamos.
Otrosí: una ampliación se hace para invertir en algo, no para reducir deuda, que eso es como vender el coche para pagar la gasolina.
Y todo ello en plena era de incertidumbre total en la operadora. El Consejo ha rechazado la peligrosa adquisición de Vodafone España. ¿para qué quieres comprar una empresa que te va a endosar una deuda de 5.000 millones de euros? ¿Para lograr sinergias? Ya saben ustedes que la palabra sinergia etimológicamente significa trabajar juntos. Ahora ha pasado a significar una excusa para reducir plantillas.
Todo ello, en vísperas de unos resultados del tercer trimestre que se temen y de la presentación de un plan estratégico que exigirá cambios en el equipo directivo y una reducción de costes.
Por el momento, los cambios en la dirección en la etapa Murtra no han servido para mejor sino para peor. Pero sí: habrá renovación y reducción de plantilla. Un secreto a voces en Telefónica es que es una de esas grandes empresa que se ha convertido en algo similar a un ministerio: la gente se ha acostumbrado a cobrar bien, trabajar mal y sugerir poco.
Pero lo más importante es lo antedicho: no hay que pensar en la Bolsa sino en la cuenta de resultados. No hay que pensar en la cotización ni en el apalancamiento de la compañía porque el sostenimiento de ambas variables sólo se consigue mediante una reducción del perímetro -o sea, jibarizando la compañía- sin perspectivas de nuevas fuentes de ingresos.
No digo que la apuesta por la ciberseguridad sea una mala opción. En su momento fue expresada por Murtra y supone introducirse dentro del gasto militar creciente. Ahora bien, en primer lugar hay que convencer a Indra, otra empresa paraoficial, que le permita a Telefónica entrar en su terreno. Ahí decide Moncloa... sin que nadie sepa a estas alturas si el actual inquilino de Moncloa va a seguir siendo el mismo. Hoy en día tiene alma de okupa.
En cualquier caso, es el momento de aumentar ingresos, no de reducir gastos. Es el momento de mejorar la eficiencia y la productividad, no de ampliar capital ni de comprar Vodafone España. La cotización se mantiene pero sólo gracias a que se espera para conocer cuál va a ser la estrategia. En este sentido no convendría alertar rumores, sea sobre ampliación de capital o sobre la compra de Vodafone España. Y si no es el momento también hay que comunicarlo al mercado.