La compra del 55% del Atlético de Madrid por Apollo, el fondo más especulativo del mundo, tiene dos ganadores y un perdedor. Miguel Ángel Gil Marín se embolsará unos 700 millones de euros y Enrique Cerezo, unos 250 millones. Ambos permanecerán como CEO y presidente, respectivamente y, lo que es más significativo, con una participación minoritaria del club que podrían vender más adelante.

El que pierde es el club. Así de claro, porque tener a Apollo como dueño, aunque haya pagado 2.000 millones de euros, no es positivo. A ver si nos entendemos: ¿Cuál es el único objetivo del fondo creado por Leon Black? Ganar dinero. El futuro del equipo sólo será importante en la medida en que aporte beneficios. En el momento en el que ya no sea útil, el fondo se marchará sin importarle en qué situación lo deja.

Nunca hay que fiarse de Apollo. Recuerden lo que hizo con Evo Banco después de comprometerse a “reforzarlo, con un plan de negocio basado en las fortalezas de la entidad para que sea un banco estable e importante en el sistema financiero español”. Cinco años y cuatro Eres después, lo vendió. ¿Hará lo propio con el Atleti? Esperemos que no, pero si llegara el momento…

Relacionado

Un club de fútbol necesita estabilidad a largo plazo, un periodo de tiempo excesivo para un fondo como Apollo, cuya especialidad es el ‘loan to own’, es decir, comprar deuda de compañías, generalmente en manos de bancos y otro tipo de prestamistas, y forzar a la empresa a renegociarla. Si la paga, gana Apollo y si no lo hace, también gana el fondo porque se queda con la compañía.

Insistimos: un club de fútbol necesita un dueño -o varios- comprometidos a largo plazo, ya sea por amor a la camiseta, por ser una plataforma para hacer negocios, por la fama que supone o por todas estas motivaciones a la vez. El caso es que para Apollo, el Atlético de Madrid sólo es un instrumento para ganar dinero. ¿Qué hará cuando los resultados no acompañen? De momento, todos son promesas… como sucedió con Evo.

En cualquier caso, llegará el día en que Apollo haga las maletas y venda su participación al mejor postor, sin importarle el futuro del club. Y los socios no podrán impedirlo.