Ángel Rivera ya ejerce como consejero delegado de Santander España -desde el 1 de febrero- y tiene ante sí el reto de impulsar la filial del banco en nuestro país. No es un reto menor, como se pueden imaginar, pero además, Rivera se enfrenta a dos problemas que le llegan, uno por encima y otro por abajo.

El primer problema se llama António Simoes, responsable del banco en Europa y CEO de España hasta el nombramiento de Rivera. El caso es que cada uno reclama, no tanto su parcela de poder, como su independencia. Simoes, como CEO de Europa y Rivera como CEO de la principal filial del grupo, donde se ubican la sede social y el centro corporativo.

El segundo problema de Rivera es Cristina Ruiz, a la que fichó Ana Botín para ser, precisamente, consejera delegada de Santander España. Un nombramiento que, como adelantó Hispanidad, no se llevó a cabo porque el BCE alertó a la presidenta que lo vetaría porque la ex CEO de INDRA carece de experiencia en el sector.

Ruiz forma parte del nuevo comité de dirección, naturalmente, pero en su remodelación, Rivera ha creado la dirección de Negocio y ha puesto como responsable a Antonio Román, que a sus responsabilidades sobre el negocio de Empresas, Instituciones y Universidades añade la dirección del negocio de Pymes, Control Interno y Distribución, que incluye la red comercial y las direcciones territoriales, así como Santander Personal.

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Rivera es el CEO de Santander España, pero Ruiz era la apuesta de Botín para dirigir la filial, puesto para el que se está preparando, de tal manera que, llegado el momento, el BCE no pueda vetarlo.

El equipo de Rivera, en cualquier caso, no difiere mucho del que tenía su antecesor, António Simoes. Además, del citado Román, otros nombres destacados son los de Raquel Graciano, nueva directora de RRHH, Francisco Moza, nuevo director de Desarrollo Corporativo y Sostenibilidad, y Adela Martín, que añade la dirección del negocio de Seguros a la actual de Banca Privada y Gestión de Activos.