No es ningún secreto que, más que el negocio de banca doméstica, lo que le gusta a Ana Botín es la banca de inversión, en la que reinan gigantes estadounidenses, principalmente. Acercarse a ellos es misión casi imposible, pero no lo suficiente como para frenar los múltiples fichajes de banqueros de inversión que ha realizado el Santander durante los últimos meses.
En este contexto, surge la oportunidad, más bien tentación, de fusionarse con ABN Amro, noticia adelantada esta pasada semana por OK Diario, y cuyo negocio principal, actualmente, es el de banca de inversión. Ahora bien, el más interesado en la operación no es el Santander sino el banco holandés, que es el que ha tomado la iniciativa.
No es la primera vez que esta entidad, en su día la primera de su país, se cruza en el camino de los Botín. En 2007, el banco cántabro, junto con Royal Bank of Scotland y Fortis, compraron la entidad y se la repartieron. El Santander se quedó con las filiales de Brasil e Italia. La primera, Banco Real, la fusionó con la filial que ya tenía en Brasil y la segunda, la vendió poco después.
En esta segunda ocasión, el que ha llamado a la puerta ha sido el holandés, como hemos dicho antes. Hablamos de una entidad con un balance de 413,92 mil millones, frente al 1,8 billones del Santander, y que no ha logrado destacar todo lo que le hubiese gustado en el negocio de banca de inversión, un sector en el que hay que estar en el top-10 para ser alguien.
En definitiva, en Ámsterdam saben que a Botín le gustaría jubilarse como una gran banquera de inversión y se han hecho los encontradizos. Y es cierto que doña Ana le tira más ese negocio que el minorista, pero sabe que no puede descuidar el que es el principal negocio, y el de toda la vida, del Santander. A fin de cuentas, es el que le ha traído hasta aquí.
Ana Botín cumple este sábado 65 años. Desde aquí, la más sincera felicitación.