Efectivamente, del mega contrato de comunicaciones adjudicado por la Generalitat de Cataluña la pasada semana, llaman poderosamente la atención varias cosas como, por ejemplo, que la empresa local Sirt, especializada en ciberseguridad, se impusiera a las grandes telecos, Telefónica, Orange y Vodafone, lo que ha sido interpretado como el primer paso para la independencia tecnológica de Cataluña.

Pero también resulta muy significativo que el proveedor de equipos de todas las empresas que acudieron al concurso, salvo Telefónica que iba con Nokia, era -y es- Huawei. No hablamos de un contrato cualquiera, sino de conectar 5.400 sedes públicas de la Comunidad Autónoma de Cataluña con fibra óptica, incluidos juzgados, comisarías de los Mossos, sedes del Gobierno catalán, colegios públicos, centros de salud, hospitales, etc. algo que, hasta la fecha, cubría Telefónica. El contrato asciende a unos 150 millones de euros (luego serán más) y debe ser ejecutado en cinco años como máximo.

En plata: la presencia generalizada de Huawei muestra el escaso impacto que han tenido las advertencias de Ursula Von der Leyen y Donald Trump, en Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno se ha burlado de ellos, esta vez, a través de la Generalitat, que justificó la presencia de Huawei argumentando que todo el proceso había sido legal. ¡Sólo faltaba!