PRISA es una empresa atípica, no por lo que hace sino porque sigue en pie a pesar de que lleva años -sí, años- en quiebra técnica. ¿Cómo es posible que siga funcionando? Porque los gobiernos del PSOE, principalmente, aunque también los del PP, no sólo se lo han permitido, sino que lo han apoyado por la influencia que tienen en la opinión pública. Ojo, o que tenía, porque los jóvenes ya no escuchan la radio ni leen la prensa.

El caso es que el grupo que preside Josep Oughourlian volvió a presentar -tarde del martes- unos resultados malísimos que afianzan lo dicho anteriormente: PRISA continúa en quiebra técnica y así seguirá mientras cuenta con el apoyo de Moncloa. En el momento en el que lo dejen caer, caerá a plomo.

La situación ha llegado hasta el punto de que ni siquiera el favoritismo del Gobierno a la hora de repartir la publicidad institucional -Óscar Puente, por ejemplo, destinó el 100 por 100 del presupuesto publicitario en radio de su ministerio al Grupo PRISA, en 2024 (más de 422.000 euros)- logra maquillar las cuentas.

Los ingresos se redujeron un 4% y no superaron los 609 millones de euros, hasta septiembre, el Ebitda cayó un 18%, hasta los 81 millones, y las pérdidas del periodo aumentaron un 28%, hasta los 48 millones. La compañía argumenta que, tanto los ingresos como el Ebitda se vieron afectados por el impacto positivo de 10 millones del laudo arbitral a Cofina, en 2024, y por el tipo de cambio.

Da lo mismo, el Grupo cerró septiembre con pérdidas de 48 millones y lo más determinante, con una deuda de 774 millones de euros, un 24% superior a la de diciembre de 2024. La ratio deuda neta / Ebitda empeoró hasta 4,38 veces, frente a 3,97 veces, registrada en diciembre.

¿Cómo es posible que se sostenga una empresa con un apalancamiento tan elevado y, sobre todo, con un patrimonio neto negativo de 388 millones de euros… y subiendo?