El BCE decidirá este mes de octubre si sigue adelante con el euro digital o si, por el contrario, retira el proyecto. Esta semana que termina ha sido clave y ha terminado con una preocupante revelación: los bancos más pequeños son los que corren más riesgo si finalmente se implanta el euro digital.
El BCE está evaluando dónde pone el límite para que cada europeo tenga su depósito en el BCE. La horquilla está entre los 500 y los 3.000 euros. Pues bien, en Fráncfort aseguran que, si el límite se establece en 3.000 euros, los bancos con más riesgo serían los más pequeños, tanto en una situación normal de retirada de depósitos, como en una situación de crisis, con salida masiva de los mismos.
En otras palabras, la implantación del euro digital supone una amenaza real para las entidades más pequeñas que no tendrán más remedio que asumir el riesgo o fusionarse.
Si el límite son 500 euros digitales por ciudadano, en un escenario de crisis, el BCE cifra en 156.000 millones de euros la salida de depósitos, el 0,5% de los activos totales del sector bancario europeo, en un escenario de crisis. Si el límite son 3.000 euros, la cifra aumenta hasta los 699.000 millones, el 2,2% de los activos totales o el 8,2% de los depósitos a la vista minoristas.
En definitiva, el euro digital no sólo supone una amenaza para la privacidad de los ciudadanos, sino también para los bancos más pequeños del Eurosistema. Por cierto, desconfíen del BCE cuando dice que el euro digital respetará la privacidad de los usuarios. Podría ser así inicialmente, hasta que comiencen las excepciones, por ejemplo, para luchar contra el narcotráfico, la trata de personas, etc. y terminar justificando el control total de nuestro dinero por motivos de salud pública o para paliar la crisis de deuda que nos acecha.
En cualquier caso, ¿qué necesidad tiene el BCE de instaurar el euro digital? Ninguna. ¿Ser la alternativa a los métodos de pago de EEUU? Ya tenemos Bizum, que es un invento español y, en cualquier caso, para eso no hace falta el euro digital, basta con fomentar otras iniciativas privadas que puedan hacerle la competencia a Visa y Mastercard.
¿Lo mejor? El efectivo.