Efectivamente, el titular es un soplo de esperanza para los que creemos que el monopolio de Google se debe terminar cuanto antes. Para ello, además, no vendría nada mal que, junto al nuevo buscador de OpenAI, la justicia de EEUU obligara a Google a vender su división clave de publicidad, tal y como está deliberando actualmente.
A pesar del éxito desde el lanzamiento de ChatGPT, la empresa que lidera Sam Altman está muy lejos de los registros de Google: 400 millones de usuarios semanales frente a los 2.000 millones de usuarios activos diarios del buscador que dirige Sundar Pichai.
Pero no hay darse por vencido antes del partido, sobre todo si está en juego algo tan importante como la libertad de expresión en internet. Porque, además de destrozar a la prensa arrebatándole la publicidad online y ahora, con la IA, quitándole también lectores, Google censura los artículos críticos con el pensamiento único impuesto por el Nuevo Orden Mundial, relegándolos a la página 50 de las búsquedas.
Conviene recordar que el 78% de los ingresos de Google provienen de la publicidad online, negocio que ejerce en régimen de monopolio, según la Justicia de EEUU. Y el pastel es muy suculento: sólo en el primer trimestre de este año, Google ingresó 66.685 millones de dólares en publicidad. En total facturó 90.234 millones.
La batalla será dura, pero merece la pena.