La violencia sexual contra la mujer es injustificable siempre y siempre es fruto de varones miserables y cobardes. Una humillación de tal calibre contra la mujer me lleva a preguntarme si en el Cielo habrá una sitio especial para las mujeres humilladas en la violación. Yo creo que sí.

Ahora bien, el feminismo no está como para presumir de justicia. Por de pronto, ha creado un hastío en el varón hacia la mujer. Hastío que no justifica nada pero explica la guerra absurda de sexos que se libra en el mundo. 

Las contantes y cada día más estúpidas reivindicaciones coercitivas del feminismo, siempre desde arriba y bajo amenazas -aprovechándose de la fuerza del Estado- contra el varón, culpable de todos los males, han hecho que buena parte del género masculino hable del feminazismo... y con toda razón. Infinidad de hombres han llegado a la misma conclusión: esto no hay quien lo aguante: de este autobús yo me apeo. 

¿Les justifico? No, pero les entiendo. ¿Les comprendo? No, pero les entiendo. 

No les justifico porque por hartura, no se puede desertar de la caballerosidad, una virtud -sí virtud, aunque la estupidez feminista defienda lo contrario- sin la cual el mundo no puede funcionar... de la misma forma y por la misma razón que una familia no puede funcionar sin feminidad y masculinidad. Son dos condiciones imprescindibles para que la raza humana se mantenga sobre el planeta. 

Ahora bien, les entiendo. 

Y no olviden que los hombres que no aman a la mujeres acaban por no respetarlas tampoco. En todo caso, las cosifican como objeto sexual y hablo -también- de aquellos varones que jamás perpetrarían una agresión ni física ni sexual contra una mujer.

Advierto y reitero: quien pretende ver en esto una defensa del violador, el varón más repugnante que existe, es que tiene lavado el cerebro, por lo menos al mismo nivel que los altos cargos del Ministerio de Igualdad.

Ahora bien, es un hecho que la violencia sexual aumenta, como no podía ser de otra forma, en una sociedad pornográfica en la que la propia mujer se convierte en objeto, al tiempo que reclama derechos imposibles en nombre de no se sabe qué.

Esto sí que lo digo con tristeza pero el feminismo no ha hecho sino incrementar la violencia contra la mujer. A los hechos me remito: nunca el feminismo ha alcanzado semejantes cotas de poder, no sólo en España sino en todo Occidente. Nunca habían obtenido tal grado de hipersexualización, de pornografía y de violencia sexual. Algo falla.