Creo que ha llegado el momento que tanto temía Chesterton: la manipulación sobre personas e ideas ha alcanzado un nivel tan alto que tendremos que coger la espada para demostrar que la hierba es verde.

¿Recuerdan la charla que el Papa Francisco tuvo con jesuitas en Eslovaquia, durante su último viaje apostólico? Sí, ciertamente algunas declaraciones del pontífice durante el periplo montaron lío, pero han sido pocos medios los que recogieron sus palabras sobre la homosexualidad y la ideología de género en sus justos términos.

Y el asunto tiene su aquel porque recuerden que, según el discurso cultural imperante, el del pensamiento único progresista, que Francisco es el Papa progre y gay-friendly. Muy cierto: es amigo de los homosexuales, que no de la homosexualidad.

En España, los progres habrían condenado al progre Papa Francisco: hubiera sido  sería condenado por homofobia, por delito de odio

Volvamos a la charla de Francisco con los jesuitas en Bratislava, durante ese último viaje pastoral. Menos mal que existen medios como Aleteia, que lleva tiempo denunciando la manipulación progre sobre las enseñanzas del Papa en materia de homosexualidad. Medios que recuperan los textos que nuestros prejuicios (no ninguna conspiración, basta con nuestros prejuicios) condenan a la omisión. Porque si pretendemos entender a Francisco no debemos hacer un collage con sus palabras para suprimir lo que contradice esos prejuicios y resaltar aquello que nos ratifica. No manipulemos el mensaje de Francisco. Los progres lo han hecho suyo, añadiendo textos a lo que ha dicho. Mientras, los conservadores por, la vía opuesta, quitan lo que sí ha dicho.

Si son peligrosos los primeros, los progres presuntamente pro-Francisco aún lo son más, porque ellos son los que pretenden utilizarle para controlar el Papado, son los peores… pero mucho me temo que sean los conservadores quienes, suprimiendo los textos no convenientes, den la oportunidad a los progres para conquistar el Vaticano, que no la Iglesia de Cristo.

A fin de cuentas, quien tiene creado a l Papa Francisco en la Santa Sede son los progres, no los conservadores, que sólo gritan desde fuera.

Ejemplo de texto manipulado por progres y conservadores: la condena, inequívoca de Francisco, a la ideología de género, y poniendo el dedo -el índice, naturalmente-, no en el feminismo, sino en el dogma progre más intocable -se lo digo yo que he sido condenado por homofobia- dentro del venenoso mundo de la ideología de género: la homosexualidad. En plata, Francisco dijo que la ideología de género era “diabólica”.

En resumen: sí, Francisco condena la homosexualidad, que no a los homosexuales… como siempre ha hecho la Iglesia, que se guía por el principio de odiar el pecado y amar al pecador. Si lo prefieren, para que no haya dudas: la Iglesia no condena la homosexualidad  sino lo acto homosexuales. Es el punto 2357 del Catecismo católico en vigor (1992) y que asegura que los actos homosexuales son “intrínsecamente desordenados, contrarios a la ley natural, cierran el paso al don de la vida no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual y no puede recibir aprobación en ningún caso”.

Pero los actos homosexuales, si quieren, la homosexualidad. Los homosexuales deben ser acogidos con afecto, según el catecismo “con respeto, comprensión y delicadeza”.

Pero volvamos a Bratislava, porque el Papa añade algo más: la ideología de género es “diabólica”. Así, como suena. Y estas palabras han sido ‘piadosamente’ ocultadas en el mundo mediático, en mi mundo, y, ¡ay dolor!. en ambientes eclesiales. Dicho de otra forma, lo del Papa Francisco en Bratislava nos devuelve al aforismo clásico: odiar el pecado y amar al pecador.

Si se quiere entender a Francisco se le entiende muy bien… previa traducción del porteño al español, ciertamente. Pero se le comprende muy bien

Es verdad que Jorge Bergoglio es natural de Buenos Aires y todos sabemos que los porteños no hablan español sino argentino, pero quien se acerca al Papa sin prejuicios sabe separar la paja del grano. Porque si dadas las tonterías que he leído sobre el viaje a Eslovaquia puestas malamente en boca del Papa, no me extraña la confusión creada alrededor de su figura. Habla argentino sí, pero si nos empeñamos le entendemos bien y le comprendemos mejor. Curiosamente, entenderemos mejor la sustancia que los accidentes.

Cuando el Papa le decía a Carlos Herrera cosas como “no sé de dónde se pueden haber sacado esto”, podría reprochársele algo así como que “usted no es de Valladolid, ¿verdad?”. Pero cuando se trata de cuestiones doctrinales, quien quiere entender a Francisco ya lo creo que le entiende.

Por ejemplo, cuando al lado de su disertación sobre la homosexualidad, les dijo también a los jesuitas: “La ideología de género es peligrosa porque es abstracta con respecto a la vida concreta de una persona… como si una persona pudiera decidir abstractamente a voluntad si ser hombre o mujer y cuándo”.

Por menos de eso se han dado en España sentencias judiciales por delito de odio. Con sólo esas palabras, el Papa se ha cargado toda el rosario (rosario un pelín sacrílego) de normas de Irene Montero, el gaymonio y la ley Trans. Eso para romper el hielo. Y eso porque ha llegado el momento en que tengamos que demostrar lo que antes era evidente: que la hierba es verde.

Y Francisco también lanzó cargas de profundidad. Ejemplo: “La ideología siempre tiene un encanto diabólico… porque no se encarna”. El señor de Valladolid habría traducido: porque las ideologías son pura teoría y poco tienen nada que ver con la práctica, con la vida de cada cual.

Dicho esto: si se quiere entender a Francisco se le entiende muy bien… previa traducción del porteño, ciertamente. Pero se le comprende muy bien.