Las nuevas tecnologías están aquí, han llegado para quedarse. Están en casa, en la oficina, por la calle, mientras dormimos o hacemos deporte. Nos informan y compartimos. Conocemos y despreciamos. Nos unen o nos distancian. Ya no hay que esperar a mañana y el pasado ya no lo es, vivimos en tiempo real. La información está en un clic y... ¿lo sabemos todo de todos? Ser nativo digital ha dejado de ser un mérito. La tecnología ha dado paso a lo virtual. De ser solo unos pocos tecnólogos, preparados entonces para un mundo desconocido, ahora todos nos hemos convertido en expertos usuarios y manejamos con la sencillez del mecanismo de un cajón altísima tecnología, oculta en pequeños dispositivos cada vez más potentes. Las nuevas tecnologías han configurado de tal manera nuestra vida cotidiana, que ya nadie (o casi) concibe llamar desde una cabina de la calle, y no digamos nada de las guías de números de teléfono. Es evidente que afectan a nuestra manera de ver el mundo, de percibir la vida, y que por lo tanto modifican nuestras costumbres más íntimas, nuestra vida social y familiar. Sí, están a nuestro servicio, pero también se convierten en un guardián constante de nuestros pasos: nuestra ubicación, las fotos en red, nuestras opiniones, los pensamientos que nunca diríamos cara a cara, ahora provocan nuestro descaro. La era pos moderna ha invertido en las nuevas tecnologías cientos de miles de millones de dólares para globalizar al mundo entero. Un mundo que influye y que a su vez es influido por cada uno de nosotros. La ciencia, la ingeniería, las instituciones públicas, las empresas grandes y pequeñas, las personas de toda edad y condición... Todos estamos en el big data tomando y dando, engordando la gran bola de la verdad y la mentira, porque si algo tiene la era de la información, es que también es la de la desinformación. Es el sumun de lo confuso. Todo vale porque todo corre por la fibra óptica, el wifi o las conexiones inter digital de los satélites. ¿Quién es el vigilante de que la verdad sea verdad? ¿Quién vigila al vigilante? Y puestos a hacer preguntas: ¿Hasta dónde deben llegar las nuevas tecnologías? ¿A partir de cuándo, qué edad es la propicia? ¿Modifica nuestra personalidad, y el comportamiento social? ¿Somos diferentes cuando estamos desenganchados del "mundo"? ¿Qué sucedería ante un supuesto apagón tecnológico digital? ¿Qué salto generacional ha provocado más fractura en la humanidad: las nuevas tecnologías o el descubrimiento de América? El pasado día 31 de enero en uno de los programas de SomosLibro que tengo el placer de dirigir, emitido desde la nueva Radio Ya, tratamos sobre este asunto con tres invitados de altura -Sara Molina, Julio Pérez-Tomé y Román Cendoya- y hablamos en profundidad (durante 1 hora y media) sobre la influencia personal y social que las nuevas tecnologías ejercen en nuestro día a día. Y si le pica la curiosidad le enlazo al podcast integro del programa. Oráculos de la ciencia (Encuentro). De Mariano Artigas y Karl Gibersons. Aunque el libro hace una referencia muy concreta a la ciencia, a lo que hoy día cree la sociedad como un certeza para guiarse en sus tomas de decisiones personales -que lógicamente redunda en el ambiente social- también podemos extrapolar algunos de los comentarios a la tan adorada tecnología digital y virtual que nos conduce por la vida para bien y/o para mal. Yo maté a un gurú de Internet (Ciudadela Libros). De Itxu Díaz. ¡Un poco de humor siempre viene bien! El genial periodista Itxu Díez hace un ensayo en clave de humor sobre cómo nos esclavizan las tecnologías que nos rodean; hasta dónde nos debemos a ellas y a cambio cuánto confort nos reportan. Recomiendo que se hagan con uno de los pocos ejemplares que quedan a disposición del público, porque se reirá, sobre todo de sí mismo, que es el humor más sano que debemos tener en nuestra vida como un síntoma de salud mental. Nikola Tesla. El genio al que le robaron la luz (Turner Noema). De Margaret Cheney. Y si de tecnologías estamos hablando, qué menos que dedicarle un libro biográfico a uno de los padres de las tecnologías en la que se fundamentan muchos de los avances que hoy día consideramos tan cotidianos como respirar o un atasco en la gran ciudad. Nikola Tesla es de aquellos genios que sin duda dejan una huella profunda al mundo que le precedería. Inventor del campo magnético rotatorio, la base de la corriente alterna que hoy ilumina el mundo; pero también el padre de tecnologías visionarias en su época como la robótica, la informática o las armas teledirigidas. Una vida complicada en un mundo tan competitivo por las ideas como hoy lo es por los mercados, fue copiado, plagiado, engañado y arrinconado por la historia. Esta breve biografía es sin duda un pequeño pero valioso homenaje a un pilar de nuestra buena vida. Humberto Pérez-Tomé Román @hptr2013