Libros recomendados
La causa de la inflación que padecemos, lejos de tener que ver con la guerra de Ucrania como se escusa el presidente, Pedro Sánchez, es debida a la inmensa masa de dinero que los bancos centrales han puesto en circulación desde hace más de una década, con un precio del dinero que los intereses han llegado a ser negativos. Cuando se dan soluciones falsas a problemas económicos reales, lo que realmente estás haciendo es construir un castillo de naipes. La Covid y la guerra de Ucrania no son el problema, solo han dado la patada en la mesa que mantenía el castillo de naipes.
La situación es la siguiente: sobra dinero en el sistema, lo que produce un exceso de demanda, lo que conlleva un alza de precios… Es decir: ¡inflación! Claro, la abundancia de dinero hace que haya exceso de consumo de toda clase de bienes, productos y servicios, cuyo precio por eso, tiende al alza. No queda otra que moderar el gasto para controlar la inflación, y en eso tiene un papel fundamental el Estado, reduciendo o controlando el incremento de gasto público. Es decir, lo contrario de lo que hace Pedro Sánchez, que no tiene ni idea de cómo atajar el problema y tampoco quiere ser el malo de la película, que como Rodríguez Zapatero hizo, oculta la realidad de las cosas y al final, ya vendrá otro que lo arregle, y es que son tal para cual.
Claro, la abundancia de dinero hace que haya exceso de consumo de toda clase de bienes, productos y servicios, cuyo precio por eso, tiende al alza. No queda otra que moderar el gasto para controlar la inflación, y en eso tiene un papel fundamental el Estado, reduciendo o controlando el incremento de gasto público
Un certero análisis para saber cómo acortar la situación de parte de un experto como es Marcos López Herrador, autor de La rebelión de los amos, nos puede ayudar y mucho: «El camino natural del incremento de la masa monetaria es la actividad económica, que, para desarrollarse, tira de la demanda de crédito, que es realmente el que crea el dinero. Así que limitar el crédito es fundamental y esto se logra subiendo los tipos de interés, lo que produce inmediatamente la disminución en la demanda de ese crédito y ralentiza por tanto la verdadera máquina de creación de dinero».
Es importante tener en cuenta esto, Nadia Calviño: la inflación se controla reduciendo gasto. Yolanda Díaz, jamás se debe luchar contra la inflación a base de mantener poder adquisitivo, aunque sea superchuli subir los sueldos y parecer ante tus votantes el martillo de los empresarios, porque la inflación, sencillamente, ajusta el poder de gasto al verdadero poder adquisitivo, y tratar de mantenerlo vía subida de ingresos, no conduce más que a una escalada inflacionaria, que puede no tener límite. Si la era sanchista no se convierte en el actor fundamental y afronta las circunstancias al tener la mayor capacidad de reducir el gasto y moderar el incremento de ingresos, tanto del personal público como de los pensionistas -José Luis Escrivá, a ti también te toca frenar-, así como de todos los que obtienen sus ingresos gracias a los proyectos que ejecuta, no solo no resuelven el problema, sino que lo lastran más y más.
Es importante tener en cuenta esto, Nadia Calviño: la inflación se controla reduciendo gasto. Yolanda Díaz, jamás se debe luchar contra la inflación a base de mantener poder adquisitivo, aunque sea 'superchuli' subir los sueldos
Pero no todo tiene que ver con el consumo excesivo. También la subida de precios puede venir derivada de un incremento del precio de las materias primas o de los elementos necesarios para la elaboración del producto final, derivadas siempre de una situación de escasez como con la crisis de los chips, provocada por un exceso de demanda frente a la no disponibilidad del producto o de subida de costes como los recursos energéticos, de las que Europa es tremendamente dependiente. En este sentido, la Covid también produjo un parón en la producción mundial y un gravísimo problema en la distribución de cuanto se fabricaba en China. La guerra de Ucrania, por su lado ha producido una sacudida en el mercado de cereales y una enorme restricción del gas ruso, aumentando la presión económica y financiera de Alemania, cuyo proveedor era Rusia y ahora se encuentra en una situación crucial según El Economista: “El precio de la luz en Alemania cuadruplica ya al de España”.
Dicho lo cual, resulta que cuando se reduce la demanda, si bien es cierto que se reduce la inflación, lo cierto también es que baja la actividad económica, lo que inmediatamente produce paro, incremento del gasto en coberturas para el desempleo por parte del Estado, menos demanda, menos actividad económica y más paro.
¿Entonces qué posibilidades tenemos de llegar a una recesión? Responde de nuevo López Herrador: «La misma que el que compra todos los boletos de una rifa para que le toque el premio. Vamos de cabeza a una recesión grave y probablemente la inflación no se frene». Es decir, volvemos a una nueva crisis global y profunda.
¿Qué posibilidades tenemos de llegar a una recesión? López Herrador responde: «La misma que el que compra todos los boletos de una rifa para que le toque el premio. Vamos de cabeza a una recesión grave y probablemente la inflación no se frene»
Pero además de las circunstancias y las consecuencias citadas de la Covid y la guerra de Ucrania, que es la que se agarran todos los políticos mediocres que nos gobiernan sin un ápice de autocrítica y análisis, hay que poner también el foco en la política suicida y estúpida de Europa en cuestión energética, que desde luego no tiene solución a corto plazo. La actual economía necesita para su desarrollo energía abundante y barata y no se va a dar ni una cosa, ni otra, ni a corto ni a medio plazo. Los Estados están endeudados hasta límites inmanejables. La población occidental no va a parar de empobrecerse ni va a terminar nuestra dependencia industrial de China, que es por cierto la tenedora de gran parte de la deuda. En fin, todo parece que se ajusta bien a una de las estrategias que ya planificaron los poderes plutárquicos internacionales en la crisis de las hipotecas subprime, o El crash del 2007 que consistía en cronificar las crisis globales para que las sociedades dependan de los estados, socialdemocracia en estado puro. En Los ejes del poder económico, escrito por Eduardo Oliert, nos pone en la pista de cómo la economía global mundial es un juego que tiene que ver más con lo geopolítico que con el dinero y conviene tener en cuenta esto cuando los peatones lo percibimos y sufrimos de forma local.
No hablaré más de nuestro Gobierno, que cada día es más evidentemente que está al servicio de nuestros enemigos, tanto externos como internos, para destruir una de las naciones más antiguas de Europa. No hace ser de ciencias para ver que no solo está haciendo todo lo contrario de lo que se necesita para arreglar algo, sino que lleva al país a la situación más vulnerable posible de gasto, deuda, dependencia energética y tributos asfixiantes. Ocurra lo que ocurra en el mundo, España lo hará peor y lo sufriremos más.