La noticia se comenta por sí sola. Ayudar a quien lo necesita resulta loable pero la gente de bien sólo acepta la ayuda cuando realmente no puede ganarse por sí mismo el sustento e incluso ayudar a los demás con su trabajo.

En Andalucía estamos creando, bajo el paraguas de la solidaridad, una sociedad, más que de vagos, de supervivientes. Y la vida tiene que resultar más plena: hay que vivirla a tope, no conformarse con ir tirando. En la vida... y en la economía.

Porque además, los políticos no ejercen la solidaridad de la subvención con su dinero, sino el dinero del ciudadano, con el dinero de los demás. Eso provoca negligencia en los subvencionados y cabreo y tendencia al fraude entre los subvencionadores. Ninguno de los dos gana: sólo el Gobierno.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com