Contra el terrorismo, no hay caminos cortos, contra el terrorismo, sólo cabe la firmeza.

No se lo van a creer pero quien ha pronunciado esas palabras es el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, el de la Alianza de Civilizaciones como respuesta al 11-M, el de la negociación con ETA, el del apoyo al radicalismo islámico en el Líbano, el de la retirada permanente, no ya en Irak sino también en Afganistán, el de la rendición incondicional ante el Mobutu chadiano que secuestra tripulaciones españolas, el que paga los rescates por el Playa de Baquio o el Alakrana, el de las cesiones continuas ante Rabat habla de firmeza ante el terrorismo.

El problema de ZP ya no es la debilidad frente el extraño y la dureza contra el propio, ese ansia infinita de paz que odia todas las guerras, salvo que sean guerra civil. Ha convertido la cobardía en una forma de diplomacia y se ha convertido en un mentiroso que se cree sus propias mentiras. Un hombre que, a todo lo anterior, le llama diplomacia y firmeza frente al terrorismo. Supongo que si lo dice la tele, tendremos que creerlo. Luego, una vez a solas en nuestros dominios nos sonrojaremos ante un presidente tan inmensamente cobarde.

Con todo, ¿qué va a pasar con los tres cooperantes españoles secuestrados por Al Qaeda? Queda en mano de Dios porque si hay algún país al que el mundo islámico respeta menos ahora mismo, ese es España. Mientras este cobarde se encoge ante la fuerza bruta, el presidente francés Nicolás Sarkozy, que también tiene secuestrado a un compatriota, no le importa defender el interdicto suizo de los minaretes con una razón de peso: el Islam debe aceptar que Europa es una construcción cristiana. Y si no lo aceptan se les hará aceptarlo.

Y curiosa coincidencia: por una vez, y sin que sirva de precedente, parece que el líder del PP, Mariano Rajoy, ha dicho algo valiente respecto al secuestro de los tres cooperantes: no hay que negociar con terroristas. Es muy duro para sus familiares y amigos, porque está en manos de unos fanáticos miserables, pero lo que hay que hacer es intentar liberarles y castigar a los secuestradores. Lo otro es sembrar más secuestros para el futuro.

Eulogio López

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