Hasta sus defensores más acérrimos no discutirán que ZP es el presidente más sectario de toda la democracia española.

Sectario y doctrinario, de los que primero deciden cuál es la conclusión que les conviene y luego las premisas que llevan a esa conclusión.

Quiérese decir, que ZP le importa poco, muy poco, que Garoña cierra o no, así como la energía nuclear. Lo que le importa realmente es su imagen, su imagen de político verde. Lo que ocurre es que la industria energética y el sentido común se le han puesto tan de uñas que no encuentra una excusa para sortear el sentido común, que dice justamente eso: que lo lógico no sólo es renovar Garoña sino potenciar el parque nuclear, la energía básica que no contribuye al calentamiento global pero que, aún más importante que eso, proporciona energía barata. Como buen progresista que es, ZP olvidó que la energía nuclear es, antes que anda, la energía de los pobres. Por eso, por barata.

¿Que ZP es muy capaz de cerrar Garoña a pesar de que todos los expertos le aconsejan lo contrario? Y no sólo eso, yo apostaría -reconozco que contra la creencia de todo el sector eléctrico- que eso es justamente lo que va a hacer. Su demagogia y su empecinamiento me llevan a concluir tal cosa.

En su rencor, ZP es de los que te llevan a creer que el único remedio contra el rencor es la amnesia. En su insensatez, lo previsible es que obre de idéntico modo. Y, además, se enorgullecerá de haber cerrado Garoña.

Eulogio López

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